Es, probablemente, el sueño más arraigado en el corazón de los hinchas de la Universidad de Chile. Más que ganar un clásico, más que salir campeón: tener por fin un estadio propio.
Este 2025 los fanáticos azules miran de reojo lo que hizo la Universidad Católica, uno de sus tradicionales rivales, con su ahora remozado Claro Arena. Un moderno recinto de características europeas que albergará a 20 mil almas cuando sea inaugurado. ¿Y la U, cuándo?
Más allá de que un afiebrado candidato presidencial busque votos prometiendo un reducto para el Romántico Viajero, remitámonos a los fríos pero indiscutibles números. Por ejemplo, la UC tuvo que demostrar tener -en conjunto con la marca Claro- capacidad para pagar 50 millones de dólares más IVA, que es lo que finalmente costó el nuevo coloso de Las Condes.

¿Cuánto le saldría a la U hoy construir un estadio?
Entre un sinfín de rumores y maquetas presentadas -muchas de ellas ni siquiera oficiales-, apoyémonos en algo institucional. En 2010, Azul Azul, entonces liderada por Federico Valdés, encargó un estudio que, para no aburrir al lector con los detalles, concluía que se necesitaban 35 millones de dólares para levantar un recinto propio.
Luego de 15 años, y con una inflación acumulada que se aproxima al 84% según datos del INE, hoy dichos montos parecen ridículos, sobre todo si se considera lo que costó el Claro Arena de los Cruzados.
Si el gran anhelo del hincha de la U es tener un reducto que albergue a lo menos 40 mil personas, un cálculo realista se acerca más a los 100 millones de la divisa norteamericana, y eso que ni siquiera se está considerando el terreno.
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La buena noticia -para que el fanático del León no pierda el ánimo- es que en la actualidad los modelos de negocio han mutado de tal forma que ni siquiera el club está obligado a contar con esa cantidad. De hecho, el naming rights (ceder el nombre del estadio a una marca) permitió que la UC esté ad portas de mostrar su nueva joyita al fútbol chileno.
De momento al seguidor de la U le queda esperar que la dirigencia ponga como prioridad número uno la construcción de un recinto para hacer de local, o quizás votar por Marco Enríquez-Ominami en la próxima Elección Presidencial, pues su grito de guerra fue claro: “Me comprometo ante notario para que la U tenga un estadio en 2030″. ¿Será?