El entrenador argentino de Alianza Lima, Néstor Gorosito -ídolo de Universidad Católica-, ha sido suspendido durante 8 fechas en la Liga 1 de Perú por una “ofensa al honor” de los oficiales encargados del encuentro que su equipo perdió por 0-1 ante el Cienciano del Cuzco, el pasado 3 de mayo.
La decisión fue tomada por la Comisión Disciplinaria de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), que impuso la misma sanción al director deportivo de Alianza, Franco Navarro, según señaló la resolución publicada este miércoles por medios locales.
- Te podría interesar: La Universidad Católica vuelve a Santa Laura
La comisión sumó, además, una fecha de suspensión a otra que ya había cumplido, de manera preventiva, al veterano delantero Paolo Guerrero.
Dispuso también que Alianza Lima jugará la siguiente jornada del Torneo Apertura sin público en el estadio Alejandro Villanueva, luego de que sus aficionados lanzaran objetos contra los árbitros del encuentro ante Cienciano.
Las sanciones se impusieron después de que integrantes del Alianza protestaran violentamente cuando el árbitro de ese partido, Bruno Pérez, cobró en los últimos minutos de juego un penalti por una falta del zaguero Carlos Zambrano, quien fue expulsado.
Tras ese cobro, Guerrero reclamó de manera ofuscada a Pérez, por lo que también fue expulsado, lo que generó el ingreso al terreno de juego de Navarro, quien se dirigió de manera agresiva al árbitro y tuvo que ser controlado por agentes de seguridad.
El pecado de Pipo Gorosito
Gorosito, por su parte, dejó la banca y cruzó toda la cancha cuando el encuentro aún se jugaba para irse hacia los vestuarios, mientras se tocaba el rostro con una mano, en un presunta alusión a que el árbitro era un “caradura”, según interpretó posteriormente el presidente de la Comisión Nacional de Árbitros (Conar), Winston Reátegui.
Al día siguiente del partido, desconocidos pegaron carteles en la puerta de ingreso a la FPF, en los que amenazaron de muerte a los árbitros, lo que generó el inicio de una investigación por parte de la Fiscalía.
“Cuando matemos a un árbitro, van a dejar de robarnos”, señalaron los carteles que añadían la frase “Alianza se defiende”, aunque los dirigentes de ese equipo negaron cualquier vinculación con el caso y rechazaron haber promovido actos de violencia.
