Corría un minuto y medio en la final por el oro de lucha grecorromana y Yasmani Acosta se dio cuenta que sus chances de ser campeón en París 2024 eran casi nulas; en ese momento, Mijaín López, el mejor exponente histórico de esta disciplina, mostró toda su fuerza bruta y destreza, literalmente “levantando” al chileno que se encontraba en posición sumisa pero nada pudo hacer para no ceder ante el poderío del cubano.
El marcador quedó 3-0 en ese momento y, aunque quedaba más de la mitad del combate, la lucha como tal ya estaba terminada y Yasmani se tuvo que conformar con una plata, lo que de todas formas no disminuye en nada su logro en estos Juegos Olímpicos.