Dentro de la gran actuación chilena en los recientes Panamericanos Junior de Asunción, una figura que llamó la atención fue la de Arturo Rossel. Con 16 años, el gimnasta fue medallista de plata en suelo, consolidándose como parte del recambio en la disciplina tras Tomás González.
“Me sentía en un ambiente de superhéroes, con deportistas muy en forma, maceteados. Fue todo bien loco”, cuenta tras la experiencia.
- Te podría interesar: Por otro batacazo: Cuándo y contra quién juega Chile en el Mundial de Voleibol
De familia deportista -su hermano es Juan Francisco Rossel, joven figura de Universidad Católica y seleccionado Sub-20- Arturo quiere seguir progresando y por eso ahora tiene su mirada en un próximo desafío, tanto o más difícil: el Mundial Juvenil de Gimnasia que se desarrollará en Manila, Filipinas, entre el 20 y 24 de noviembre.
Para eso, participará en un concentrado internacional en Italia, financiado por el Team Chile.
“Voy a estar una semana acá y luego mi idea es ir a Madrid para seguir entrenando”, cuenta Rossel.
“Quiero seguir mejorando en suelo y en salto, que es donde tengo más posibilidades de avanzar. Igual tratar de conseguir una medalla. Quiero salir con una rutina mejor que la actual y también quiero mejorar los saltos”, agrega.
- Te podría interesar: Con Martina Weil a la cabeza: los chilenos que competirán en el Mundial de Atletismo
Obviamente, su primer acercamiento con el deporte fue en la misma actividad que su hermano, pero los saltos y piruetas lo atrajeron más. “Practiqué fútbol un tiempo y aunque no era malo, como que no me llenó, no era lo mío. Entonces, a los seis años me cambié a la gimnasia y ahí sí que comencé a disfrutar más”, confiesa, reconociendo que su ídolo es el múltiple medallista olímpico ruso Nikita Nagorny.
Y esa es su meta a largo plazo: brillar en la cita de los cinco anillos. “El sueño de todos es llegar a los Juegos Olímpicos y ganar una medalla. Esa es mi aspiración también”, apuntó, con la vista puesta en Los Ángeles 2028, aunque consciente que la ruta para clasificar es larga y ardua, aunque no imposible... como Tomás González lo demostró.