Desde su primera edición en 1987, el Mundial de Rugby ha tenido un gran problema: la falta de competitividad. Salvo por los tres gigantes del sur -Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica- y las potencias tradicionales del norte -Inglaterra, Francia, Irlanda, Gales y Escocia- son pocas las selecciones que les pueden hacer frente y pelearles mano a mano.
Una de las pocas excepciones que surgieron en las últimas décadas fueron Los Pumas de Argentina, pero uno de los eventos deportivos más importantes del mundo siempre se enfrenta al dilema de ver partidos muy disparejos que terminan con marcadores casi cómicos. Por eso, la Federación Internacional de Rugby tiene una mano bastante relajada en cuanta a la nacionalización de jugadores e incluso al poder cambiar del país al que se representa.
Los Cóndores de Chile fueron testigos privilegiados de esto, cayendo el domingo en su histórico debut en Campeonatos del Mundo ante una Selección de Japón que llamó la atención por tener a pocos jugadores con rasgos asiáticos. Los nipones han dado pasos gigantes en los últimos años en el deporte de la ovalada, pero su caso genera dudas por lo poco representativo de su combinado.
Y la Selección Chilena se volverá a enfrentar a esta dinámica en su segundo partido, cuando el sábado salte a la cancha de Burdeos para enfrentar a Samoa, un potente combinado oceánico invitado habitual a los Mundiales de Rugby... pero que tiene a muy pocos jugadores autóctonos.

Samoa, una selección que “nació” en Nueva Zelanda
Viendo la nómima que los Manu llevaron a Francia para este campeonato, apenas 8 de los 33 jugadores que viajaron nacieron en Samoa. Del resto, un par vienen de Australia y la gran mayoría nacieron en Nueva Zelanda. Casi todos, incluso, se formaron rugbísticamente en ambos países, hasta representando a nivel juvenil a All Blacks y Wallabies, respectivamente. ¿Por qué pueden defender a Samoa? Por la polémica regla de los “lazos sanguíneos” que permite jugar por otro país si se puede demostrar una raiz ancestral.
Esas son las reglas del juego y Samoa las sabe aprovechar, aunque igual hay casos curiosos, por decirlo menos. En algo que, por ejemplo en el fútbol sería imposible, una de sus grandes estrellas actuales incluso jugó el Mundial pasado con otro país: el apertura Christian Leali’ifano, quien nació en Nueva Zelanda pero que este año se cambió de país deportivo tras representar toda su vida a Australia.
También hay dos que jugaron por los famosos All Blacks de Nueva Zelanda: el segunda línea Charlie Faumuina y el medio-scrum Lima Sopoaga; el primero incluso fue campeón del mundo con su país de nacimiento en 2015.
¿Justo o injusto? Esas son las reglas del rugby internacional y suponen un desafío extra para Los Cóndores en este Mundial.

El origen de la Selección de Samoa en este Mundial de Rugby
Nacidos en Samoa: James Lay, Jordan Lay, Theo McFarland, Miracle Faiʻilagi, Fritz Lee, Melani Matavao, Tumua Manu, Ed Fidow.
Nacidos en Nueva Zelanda: Seilala Lam, Sama Malolo, Luteru Tolai, Paul Alo-Emile, Charlie Faumuina, Brian Alainu’uese, Sam Slade, Chris Vui, So’otala Fa’aso’o, Steve Luatua, Alamanda Motuga, Taleni Seu, Jordan Taufua, Ere Enari, Jonathan Taumateine, Christian Leali’ifano* , Lima Sopoaga, D’Angelo Leuila, Duncan Paia’aua, Nigel Ah Wong, Neria Fomai, Ben Lam, Danny Toala .
Nacidos en Australia: Michael Ala’alatoa, UJ Seuteni.