A comienzos de abril, Ricardo Gareca desarrolló ‘un plan de medios’ con un sector del periodismo argentino cercano que lo respeta y lo quiere. La intención fue reposicionarse como entrenador en el medio trasandino, a partir de una circunstancia negativa, su presente en la Selección Chilena, cuyo plazo de vencimiento se acercaba.
Gareca no le avisó a nadie en Chile que daría algunas entrevistas, pese a que desde que llegó a dirigir a la Roja, todas sus apariciones en la prensa estuvieron consensuadas con el equipo de comunicaciones de la Selección.
Fue así que la voz del entrenador de la Roja apareció en un contacto telefónico con el periodista Mariano Closs en radio Splendid, uno de los espacios deportivos radiales más escuchados en Buenos Aires. Luego, otorgó otra a DSports Radio (ligada a la cadena DIRECTV de Argentina) y terminó su ronda el 8 de abril con un contacto satelital con el programa matinal de ESPN Argentina, esta vez desde el mismísimo Juan Pinto Durán, horas después de haber regresado a Santiago.
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En los tres diálogos, durante los cuales ninguno de los entrevistadores le hizo preguntas que comprometieran un análisis autocrítico o sus decisiones técnicas, sino que más bien acompañaron el devenir de Gareca al frente de una selección despotenciada, la narrativa del técnico fluyó sin alteraciones. Y cumplió el objetivo del DT: volver a poner su nombre en el circuito del mercado argentino de clubes, una vez que su paso por Chile concluyera.
“A mí el fútbol argentino me encanta, me encanta verlo desde lo táctico, desde lo difícil que es para todos los rivales, cómo los complican, y eso que los técnicos hemos perdido un poco de picardía”, le dijo Gareca a Closs.
Afecto, solidaridad y empatía
El periodismo argentino ha tratado con mucha amabilidad a “Richard”, como le dicen algunos periodistas más antiguos, que lo conocen desde que fue jugador.
Más que cuestionar el pobrísimo desempeño del técnico al mando de la Selección, la prensa trasandina ha fijado su mirada en la decadencia de Chile, que aún tiene en el plantel a dos figuras que hace una década dejaron a Argentina en el segundo lugar de Copa América.
Es en Arturo Vidal, sobre todo, y un luego en Alexis Sánchez, donde los comentaristas de televisión, radios y medios digitales de Argentina han ocupado el espacio para ejemplificar la falta de renovación y las razones por las que la Roja se encuentra en el último lugar de la tabla de las eliminatorias sudamericanas, condición que descarta cualquier ánimo de rivalidad vigente.
Para los medios argentinos, desde la eliminación al Mundial de Rusia 2018, la Selección de Chile dejó de existir hace años como el contrincante peligroso que le hizo perder dos finales en un torneo continental.
Sobre Gareca, el compatriota, poco y nada se han referido los medios trasandinos. A lo más, que hay un marcado divorcio con la prensa y la hinchada, pero de los motivos que hay en Chile para criticarlo -su desafección, su ausencia y su flojera-, mutis por el foro.
A los medios argentinos les ha parecido más interesante las declaraciones del corrupto ex presidente de la ANFP Sergio Jadue sobre cómo, según sus palabras, intervino el fixture de la Copa América 2015, para favorecer las aspiraciones de Chile en desmedro del resto. Obviamente, aquel es un tema bastante más atractivo que enfrentar a un Chile al que dan por eliminado, aunque ninguno le atribuya gran responsabilidad a su compatriota Gareca.
“Nadie asegura que Ricardo Gareca vaya a mantenerse en pie luego de esta doble jornada si la eliminación se consuma. El pulso de la calle fue variando: si hubo unanimidad cuando la Asociación chilena lo fue a buscar, ahora hay más reproches que respaldo”, escribe Andrés Eliceche del diario La Nación.
Testigos del ocaso de Gareca
Tras la conferencia de este miércoles, el mismo enviado especial escribió: “Gareca asumió en Chile a fines de enero de 2024 y los resultados estuvieron lejos de traducirse en alegrías. Quedó eliminado en la primera rueda de la última Copa América y en las eliminatorias tomó el mando desde la séptima fecha, con una estadística poco favorable, apenas ganó un partido y empató dos, en un total de ocho encuentros”.
En cuanto a su actitud, el periodista argentino apuntó que “(Gareca) no se alteró nunca en los más de 40 minutos que duró su exposición, pese a que la mayoría de las preguntas de los medios locales giraban sobre lo mismo: su posible fin de ciclo”.
Un marcado sentimiento de solidaridad se deja entrever en la prensa trasandina para lo que pueda pasar tras el partido con Argentina. “El Tigre”, “El Flaco” o “Richard” es querido, se le aprecia como ex futbolista y como tampoco representa alguna amenaza deportiva, hasta se le tiende una mano a la hora de evaluar su paso por Chile.
La prensa del otro lado de la cordillera que estará en Santiago este jueves da por entendido, además, que puede ser testigo de la última aparición de Gareca en el estadio Nacional al mando de Chile. Y como lo más probable es que no sea un adiós amable ni comprensivo, con cánticos y miles de espectadores coreando el apellido del entrenador, para qué van a echar más leña a la hoguera. Menos si se trata de uno de los suyos.