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Cuando Carlos Reinoso compró “Barrabases”

La mayor rivalidad vivida en la década de los ’70 en el fútbol mexicano terminó en los kioscos de revistas. La estrella chilena se enfrentó al goleador Enrique Borja en una historia donde Pirulete también fue protagonista.

Carlos Reinoso y Enrique Borja El mediocampista chileno sacó goleador al mexicano. El azteca se adelantó cuando sacó su propio comic y Reinoso no se quedó atrás.

Mucho antes de las sociedades anónimas deportivas, de los millonarios pujando por la propiedad de un club o de los capitales mexicanos copando los equipos del fútbol chileno, Carlos Reinoso compró la revista de historietas deportivas “Barrabases”.

Reinoso fue una verdadera estrella, aunque en Chile lo vimos poco. Surgió en el Audax Italiano en 1964, reforzó a Colo Colo en algún hexagonal y fue contratado por el América en 1970, para conformar un cuadro millonario de propiedad de la cadena Televisa y de la familia Azcárraga.

Reinoso fue un ídolo consagrado en el cuadro azteca durante la década de los ’70, destacando no sólo en la cancha, sino también en la farándula, con su inolvidable romance con la actriz Lupita D’Alessio.

El chileno llegó a integrarse a un equipo entrenado por el mítico José Antonio Roca, que tenía a Toninho y a Prudencio Valdés como estandartes, pero las dos grandes estrellas eran Enrique Borja -para muchos el más grande goleador del fútbol azteca- y Reinoso.

Uno de los números de "Barrabases", luego de que Carlos Reinoso adquiriera la franquicia para México.
Pirulete y sus amigosUno de los números de "Barrabases", luego de que Carlos Reinoso adquiriera la franquicia para México.

La dupla permitió al América ganar la primera liguilla de la historia, tres ‘pichichis’ para Borja, tres títulos del campeonato mexicano, una Copa y una Copa de Campeones de la Concacaf. Las primeras transmisiones televisivas de los partidos y los muchos títulos cosechados por ambos los convirtieron en personajes populares, pero también en rivales.

Borja, en la cresta de su fama, protagonista de publicidades y con apariciones como galán en la televisión, quiso consolidar su éxito con la publicación de un comic semanal que ilustraba una versión infantil y adolescente de sí mismo, por lo que debió batallar con la editorial, que quería capitalizar su éxito con el público femenino con una publicación romántica rosa. “Aventuras de Borjita” fue un fenómeno, lo que encolerizó a Reinoso, porque el goleador se reía de sí mismo, pero se mostraba como un chico respetuoso, estudioso y noble.

La respuesta del chileno

Sus compañeros de equipo eran retratados en la revista con otros nombres, incluido el entrenador José Antonio Roca, que en la ficción era Toño de la Piedra. Cada revista traía además un poster de Borja y Reinoso no aparecía por ninguna parte. Tratando de reaccionar rápidamente, el chileno tomó el camino rápido. Negoció con Guido Vallejos y en acuerdo con la editorial Macc y su división de historietas, compró Barrabases.

El exitoso jugador chileno del América de México era el gancho para el cómic que hizo historia en Chile.
Reinoso y el "Barrabases" aztecaEl exitoso jugador chileno del América de México era el gancho para el cómic que hizo historia en Chile.

La revista había terminado su primera época en Chile, se aprontaba a iniciar la segunda y se requerían pequeños cambios para mexicanizarla. Por lo pronto, se pasó a llamar “Pirulete y su pandilla”, y se cambiaron los nombres de los jugadores, donde sólo Mono, Chico, Torito, Pirulete y Mr. Pipa mantuvieron sus apelativos. De esta manera, Sam fue Tota –por Tota Carvajal, el arquero mexicano que jugó cinco Mundiales-; Pelusa se llamó Greñas; Ciruela era Pecas, Roque fue rebautizado como Colorín, Bototo era Patón, Guatón era Panzón, Pelao pasó a llamarse Pelón, Palmatoria era Nieves y el perro Rasca era Pulgas.

El éxito de la revista fue tan grande como el de “Borjita”, pero eso no hizo sino acentuar las diferencias entre los dos ídolos, que competían por públicos similares. Irremediablemente, la fricción pasó a la cancha y según Borja, de un día para otro, Reinoso dejó de hablarle.

Las últimas dos temporadas del goleador las vivió desde la banca, lesionado o enemistado con el técnico, hasta que decidió retirarse -a los 31 años- en 1977. Reinoso siguió un par de campañas más, se fue al Toros Neza y se transformó luego en entrenador.

“Pirulete y su pandilla” tuvo una reedición sin éxito en los ’90, pero ya no tenía sentido sin Reinoso en cancha y con Borja retirado. Hoy es objeto de culto y material de coleccionistas, sobre todo de aquellos que vivieron la época dorada del América y una rivalidad futbolera que se traspasó a los kioscos.