Lucas Bovaglio (46) tuvo a Gustavo Alfaro en dos etapas de su carrera como futbolista en Atlético Rafaela. Por eso lo conoce mucho y ha compartido con el actual seleccionador de Paraguay, no sólo como entrenador en el equipo santafesino, sino que ha sido invitado a ver entrenamientos cuando el adiestrador de Palestino ya había iniciado su aventura como estratega.
-¿Cómo es su relación con Alfaro?
Yo siempre lo pongo como referencia, como ejemplo y, en algún punto, lo veo como un espejo para mi vida. Me gustaría que me pasen muchas de las cosas que le pasaron a él, porque él también salió de Rafaela, del mismo club donde salí yo. Le tocó la vuelta larga como entrenador, que siento que es lo que me está tocando a mí. Pero hoy está demostrando toda su capacidad. Y ya lo viene haciendo hace por lo menos 15 años, entonces para mí es un referente. Como ser humano y como profesional lo admiro y, reitero, ojalá que mi carrera vaya en una línea parecida a la de él. Seguramente no va a ser igual, porque él llegó a un peak muy alto, pero para mí es un espejo en el cual intento reflejarme permanentemente y trato de copiar muchas de las cosas que él hace y ha hecho.
-Más allá de que la intención de juego de ambos es distinta…
Sí, puede ser, pero yo lo tuve como entrenador durante casi tres años y él era muy joven, pero ahí ya veía su enorme capacidad y su don de gente. Y él no ha cambiado hasta el día de hoy. Eso es un valor agregado que tiene y que sus equipos reflejan. Sus jugadores realmente lo defienden a él dentro de la cancha y tiene una forma de jugar que, te puede gustar o no, pero que le ha hecho ganar mucho. Y hoy, a nivel sudamericano, ha levantado a una Selección que cuando la agarró estaba afuera de todo.
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-Paraguay tenía cinco puntos igual que Chile en ese momento.
Y hoy, en la segunda rueda, tiene casi los puntos de Argentina, que está lejos por encima del resto. Recién perdió el invicto en el último partido contra Brasil. Realmente ha hecho un trabajo extraordinario.
-¿Alfaro es su modelo de entrenador?
Sí, sí. A pesar de que, a lo mejor, mi propuesta es distinta, pero si me dan a elegir, sí. Por ser humano, por profesional, por capacidad. Es humilde, súper laburador. Reitero, reúne ciertos valores en los cuales yo me veo reflejado e intento copiar. En algunos no estoy a la altura y lo sé, pero bueno, eso me desafía a seguir capacitándome día a día.
Lucas Bovaglio y el sacrificio de vivir alejado de su familia
Bovaglio está casado con Valeria y tiene tres hijas: Pilar (21), Paulina (16) y Pía (11). Su familia vive en Córdoba desde hace un par de años, por eso el entrenador de Palestino aprovechó el receso y, después del partido con Huachipato, se tomó un vuelo para estar unos días con ellas.
-¿Usted vive solo en Santiago y su familia en Córdoba?
Sí, porque en algún momento cuando dejé de jugar en Talleres, me quedé en Córdoba. Tomamos la decisión familiar de irnos a vivir allí después del ascenso con Instituto. Estamos hablando de hace dos años, fue en diciembre del 2022. Además, porque nos toca vivir un hecho de salud familiar bastante complejo. Necesitábamos el soporte que nos brindaba Córdoba como ciudad en el tema de salud, que Rafaela no nos brindaba y ahí tomamos la decisión familiar de trasladarnos todos a Córdoba, con mi mujer y mis tres hijas. A mí el fútbol me está llevando por otros lados, pero mi familia está viviendo en Córdoba.
-¿Quiere hablar de ese tema de salud familiar?
No tengo problema (respira profundo). El tema familiar es mi hija más chica, principalmente. Ella tiene parálisis cerebral, está en silla de ruedas, sufre de epilepsia y requiere mucha asistencia. Gran parte de esa asistencia se la brinda mi esposa y otra parte, los médicos de la ciudad de Córdoba. Y bueno, siempre bregamos para que ella tenga la mejor calidad de vida posible ahora y en un futuro. Ella tiene 11 años actualmente (hace una pausa en su relato y retoma). Mi hija más grande estudia en la universidad y con mi hija de 16 me pasó algo muy lindo en el partido de Chile y Argentina por las Eliminatorias. Era la primera que veía a Argentina en vivo y el sueño de ella era conocer a Messi. Por eso la acompañé hasta la puerta del hotel, la sostuve en los hombros afuera, para que lo pueda ver cuando llegaba el bus de la Selección y al otro día, fuimos a la cancha. Ella cumplió el sueño de su vida y yo, como padre, viví momentos hermosísimos.
-Que, imagino, son más fuertes al no vivir con ellas...
Claro, claro, porque al no compartir diariamente te perdés muchas cosas. Por ejemplo, el Día del Padre me tocó vivirlo solo en Santiago y así te puedo nombrar cumpleaños, fechas muy especiales, actos del colegio. Son muy en cuentagotas los momentos que podemos compartir. Por eso, haber compartido ese momento de cumplirle el sueño de su vida fue hermoso. Ver juntos un partido de la Selección Argentina, escuchar nuestro himno, nos generó una emoción muy grande y, que te abrace y te agradezca, como papá te reconforta mucho.
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-¿Hay alguna posibilidad de que se vengan a vivir a Chile en un corto plazo?
Es algo que no descarto. A mí me gustaría en algún momento volver a estar todos juntos. Yo siento que ellas y mi esposa lo necesitan muchísimo. Pero hoy las circunstancias no están dadas. Ojalá en algún momento lo podamos volver a hacer. El tema es la inestabilidad de esta bendita profesión que yo elegí y que a mí me apasiona. Pero que te arranca de tu hogar y te hace pagar un precio familiar altísimo. Muchas veces, en estos casi diez años que llevo como entrenador, me replanteé si valía la pena o no. Hoy sigo eligiendo esta profesión, pero yo que soy muy apegado a mi familia y el vínculo esposo-padre en algunos momentos me pesa un poquito.
-¿Pensó en algún momento dejar todo sobre todo?
He estado momentos donde ha pasado más de un año y no conseguía club. Y en esos momentos uno se replantea si se justifica seguir intentándolo, seguir apostando a esta profesión. Yo estaba convencido, pero hay momentos donde tuve la duda. Y en esos momentos de duda, sonó el teléfono y apareció una nueva posibilidad laboral. Y sigo eligiendo esto, sobre todo, porque es lo que hoy sostiene económicamente a mi familia. Pero el costo es altísimo y a mí, personalmente, me pesa. Hay otras personas que lo llevan mejor, pero yo vengo de una familia donde mis padres estuvieron 60 años juntos. Con mi esposa también nos criamos en dos familias donde los vínculos familiares son muy estrechos y muy fuertes. Y el hecho de que yo esté solo y ellas allá, es difícil para las dos partes. Pero, mientras tanto, le vamos a seguir metiendo el pecho.