Llegó a mediados de 2023 al fútbol chileno y el impacto fue inmediato. Luis Mena se había recién marchado de la banca de Colo Colo para tomar las riendas de la Selección Chilena y al Cacique arribaba una entrenadora finalista de la Copa Libertadores, con un currículum impresionante y que provenía, más encima, desde Brasil, el país que históricamente ha estado en la vanguardia del continente en lo que respecta al fútbol practicado por mujeres.
En estos dos años al frente de las Albas, la gaúcha Tatiele dos Santos Silveira (43 años, 13 de julio de 1982, Porto Alegre) deja huellas en Macul. Campeona en el año de su arribo y también en 2024, para la actual temporada ha configurado a un Súper Colo Colo que, por lo visto hasta el momento, no tiene por dónde caer y que, con campaña perfecta en lo que va de torneo, se encamina a paso firme a un nuevo título.
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Cuando el torneo está en pausa por la Fecha FIFA y la posterior realización de la Copa América en Ecuador, la entrenadora recibe a En Cancha Prime, para realizar un viaje desde sus primeros pasos como futbolista, hasta la estelar actualidad que vive en el Monumental. Un recorrido que comenzó hace décadas, cuando su padre la llevaba al estadio para alentar al Inter de Porto Alegre, el único club que defendió en su corta carrera como futbolista profesional.
El viaje comienza, entonces, en la capital de Rio Grande do Sul, en un momento muy particular de la historia de la mujer en el deporte brasileño. “Soy del sur de Brasil, de Porto Alegre. Mientras crecía, mis primeros contactos con el fútbol fueron allí, desde muy chiquitita jugando. Cuando era niña, jugaba con los chicos, en el colegio y mi papá me llevaba a la cancha a Beira-Rio. Él jugaba también, así que me quedaba jugando con los hijos de sus amigos y me encantó. Es una pasión que a veces no se explica, se siente, y desde muy chica me gustó muchísimo. Seguí, entonces, buscando alguna escuela de fútbol. Luego, hice mi carrera profesional en Inter de Porto Alegre, por unos diez años, pero era un tiempo en que el fútbol de mujeres no tenía tanta inversión, así que terminé un poco temprano mi carrera, a los 24 o 25 años”.
El viaje futbolístico de Tatiele Silveira
-Pese a retirarse tan prematuramente del fútbol, usted quiso seguir ligada a la actividad...
Me llamaba la atención entender cómo planear un entrenamiento, cómo pensar el fútbol. Así que busqué la universidad, por lo que soy profesora de educación física titulada de la ULBRA (Universidad Luterana de Brasil). La carrera fue así: primero con mi papá; luego amigos, primos, vecinos; posteriormente, jugando profesionalmente, y entonces la universidad para entender cómo crear fútbol, cómo planearlo. Desde muy temprano estuve enfocada, primero en jugar, y luego en intentar mantenerme en el fútbol, en una época en que la inversión era muy baja.
-De hecho, usted nació apenas tres años después de que en Brasil se levantara la prohibición para las mujeres de jugar al fútbol (hasta 1979, en ese país se consideraba ilegal el fútbol femenino)…
Exactamente. En ese momento, no teníamos ninguna referencia de mujeres jugando fútbol, porque había estado prohibido. Y si me preguntas, ¿con cuántos años empecé a jugar? No sé, ¿quizás 8, 9 o 10 años? Brasil pasó por ese momento muy duro para las mujeres y yo nací en esa generación, en que el fútbol estaba vetado, pero ya desde el primer Mundial Femenino, en 1991, cuando yo tenía unos 9 o 10 años, o los Juegos Olímpicos (Barcelona ‘92) el fútbol se transmitía. Empecé a conocer un poco más de las mujeres futbolistas, cuando empezaron a salir más en la TV.
-Ahí las niñas brasileñas comienzan a tener referentes mujeres…
En ese momento, por los Juegos Olímpicos, las más chiquitas conocen mujeres futbolistas. Ellas pelearon por ese espacio. La gran referente de ese entonces era Sissi, por su talento y por esa zurda mágica que encantaba a todos.
-¿Cómo fue su formación como entrenadora?
Mientras jugaba, dividía los tiempos entre la facultad y los entrenamientos. Cuando terminé la universidad, me dediqué a realizar cursos específicos. El primero fue el de los sindicatos de entrenadores de Río Grande do Sul. Fue una semana, una inmersión, con muchas clases y ese curso te permitía entrenar algunos equipos. Eso fue en 2009 y, a partir de allí, seguí estudiando. Como profesora de educación física, ya estaba habilitada para algunas competencias, escuelas de fútbol, proyectos, y empecé a buscar las licencias de la CBF, con un formato más académico, algo similar a lo que es en Chile el INAF. Empecé en 2010/2011 con las primeras clases y saqué mis licencias a partir de 2016; primero la B, luego la A y termino con la licencia Pro.

-Usted fue la primera mujer en ganar el Brasileirao (2019, con Ferroviária). ¿Qué significado específico tuvo ese logro?
Es difícil encontrar palabras para describir esa sensación o la importancia de ese momento. Pocas mujeres han tenido espacio en esa competencia; en ese entonces, éramos solo tres mujeres entrenadoras en todo el torneo y salir campeona, representar a todas las mujeres, demostrar que tenemos capacidad, conocimiento y que podemos dirigir equipos… En el fútbol femenino, a veces falta ese espacio para nosotras. Los dirigentes son hombres, el fútbol busca hombres con más conocimiento, pero hoy demostramos que las mujeres podemos jugar, dirigir y tenemos la misma capacidad. Fue un momento muy especial y sirvió para inspirar a más mujeres para seguir sus sueños y entender que sí se puede.
-Vino, entonces, la Libertadores de 2019, en que Ferroviária fue subcampeón. ¿Cómo vio el fútbol sudamericano, en ese momento decisivo de llevar su carrera al plano internacional?
Seguía mucho el fútbol internacional, como jugadora y como entrenadora. Pero entrar a un torneo como la Libertadores ya es otro nivel, porque se debe elevar todo. Es importante, porque ya se conoce el trabajo de otros equipos, otras jugadoras, otras culturas del fútbol. Esos momentos, no solo en cancha, sino que fuera, donde podemos hablar con otros entrenadores, conocer estilos diferentes. Me gusta mucho aprender de otras culturas. En esa Copa, haber sido finalistas, encontrarnos con Corinthians, un equipo con una gran inversión. Es vivir ese momento del fútbol sudamericano. El fútbol femenino ha crecido demasiado en Sudamérica, por proyectos, por inversión. Brasil dio sus primeros pasos antes que el resto, por lo que sigue siendo un referente en el continente, pero soy muy optimista.
-¿Fue durante esos momentos internacionales en que pudo conocer más el fútbol chileno?
Mis primeros recuerdos de Colo Colo fueron de la final con Audax/Corinthians en 2017, en que la definición fue en penales. Fue mi primer contacto con el fútbol femenino chileno y, luego, en 2019, quedamos en el mismo hotel con Santiago Morning, por lo que compartimos más el día a día e intercambiamos experiencias. Entonces, cuando recibí la invitación para venir a Chile, no me era tan desconocido. Estaba toda la historia también de los equipos chilenos en la Libertadores, con el título de 2012, que es algo extremadamente importante en la historia de Colo Colo. Entonces, seguí esas referencias, para estudiar cómo seguía el fútbol chileno, y qué podía yo ofrecerle a ese fútbol.
Tatiele Silveira da el sí para ser la nueva DT de Colo Colo
-¿Cómo se gestó su llegada al fútbol chileno? Porque siempre se ha comentado que fue Lindsay Camila, la entrenadora de Ferroviária en la Libertadores 2020, la que hizo el puente ahí…
¡Es que somos amigas! Y mira la importancia que tiene que mujeres apoyen a mujeres. Colo Colo buscaba una entrenadora con experiencia en la Copa, una competencia muy intensa, difícil. Son muchos partidos en pocos días, son estrategias muy específicas y hay que conocer ese estilo de jugar, ese tipo de competencias. Lindsay me llamó y me dijo: “Profe, recibí una invitación. Ellos buscan una entrenadora con experiencia en Copa y tienes los requisitos para llevar esa metodología para Chile”. Yo dije que ok, podíamos hablar. Fue ella, entonces, la que hizo ese primer contacto y me junté con la dirigencia de Colo Colo. Llegamos a un punto interesante para el club y para mí, de poder entregar esa metodología…
-¿Y de inmediato la sedujo la idea de venirse a Chile?
Esos primeros contactos me ayudaron a conocer el proyecto y saber qué pensaba el club. Yo sabía que Colo Colo era un equipo pionero en el fútbol femenino de Chile y en ese momento fue importante conocer la realidad. Hablamos para que yo pudiera entender qué grupo me encontraría acá, qué nivel de jugadoras. Les pedí algunos días para buscar información y conectar las ideas: el deseo del club y mi metodología. Llegamos a un punto en común y, de verdad, estoy muy feliz acá.
-¿Y se encontró con lo que había estudiado?
La verdad, con una estructura muy buena, un reconocimiento al fútbol femenino, un deseo de crecimiento, de seguir evolucionando la rama dentro del club. En esos momentos, las jugadoras habían tenido sus primeros contratos profesionales y Colo Colo ya había firmado con todas. También había un camarín específico para las mujeres. Esos son detalles que marcan diferencias. Y cuando llego, todo el apoyo que recibí del club me encantó, por la importancia de poder compartir mi conocimiento con tecnología; hablo de GPS, drones, todo lo que solicité lo atendieron, así que para mí fue genial.
-Esa realidad de Colo Colo, ¿se puede llevar a todo el fútbol femenino chileno?
El fútbol femenino de Chile me sorprendió positivamente. Una competencia ordenada, que sí necesita más inversión, que los clubes lleven con más seriedad la rama femenina, porque es fútbol y representa una historia dentro de una institución. Pero fue una sorpresa muy positiva, por el deseo de seguir mejorando la competencia. Por algunos proyectos de transmitir partidos, de jugar en estadios, contratos profesionales. Entonces, llego a Chile entendiendo un poco las diferencias técnicas de algunos equipos, quizás, pero con inversión, apoyo y seriedad podremos equipararlas. Pero los principales equipos chilenos tienen buena disposición…

-¿Destaca en particular el trabajo de algún equipo? Aparte de Colo Colo, por cierto…
Estoy muy sorprendida con los equipos del norte. Iquique, Coquimbo, que veo un crecimiento en cada temporada de sus proyectos. Los equipos de acá, Universidad de Chile, Universidad Católica, son equipos fuertes, que tratan sus ramas femeninas con seriedad. Muy triste, eso sí, por lo que pasó con Santiago Morning, que quitaron la inversión. Sabemos que tienen una linda historia en el fútbol femenino y eso ya no ocurre. Pero siento que todo va por el lado positivo. Si queremos ver a Chile en el primer nivel sudamericano, ese camino va; despacito, pero va.
-Y con ese diagnóstico y especialmente a esos clubes que usted menciona que van creciendo, ¿cuál es el consejo que da como entrenadora del principal equipo en Chile?
Ahora tengo más contacto con los profes. Con Andrés (Aguayo) en Unión Española, Ignacio (González) en Coquimbo, el profe (Claudio) Quintiliani de Iquique. Cuando se puede compartir conocimiento es importante. Ver que hay un trabajo serio con las jugadoras, un trabajo que se nota esa madurez. La evolución de cada trabajo dentro de la realidad de cada club. Nosotros como entrenadores tenemos la capacidad de entregar algunas soluciones, ideas, porque vivimos en cancha, conocemos los problemas, sabemos la realidad de las futbolistas de Chile. Si pudieran acercarse los clubes, la dirigencia, la ANFP, a los profes, que estamos día a día en las rutinas, sería un buen camino de abrir un canal de comunicación entre todos, para compartir los retos que nos ofrece el fútbol femenino.
-Pero este año, según nos muestran los números, hubo un cambio hacia abajo en la competitividad. ¿No cree que Colo Colo está demasiado escapado? ¿No tienen competencia?
Lo que pasa es que nosotras mejoramos. Ahí está la importancia de un proyecto a largo plazo. Colo Colo sale campeón cuando yo llego al club y luego mantiene su plantel. Hemos tenido esa idea, mantener a las jugadoras de alto nivel que tenemos. Marcamos diferencia, sí, pero por la forma en que nosotras seguimos trabajando, exigiendo a las jugadoras, con parámetros internacionales y justamente queremos eso: que Colo Colo sea una referencia a nivel nacional. Cuando miramos los parámetros internacionales, entregamos desafíos a nuestras jugadoras de una forma individual. Si queremos destacar en el ámbito internacional, tenemos que destacar en todos los números, tanto físicos, como técnico-tácticos. Entregamos la información que necesita una futbolista a nivel profesional; que llegue a una distancia recorrida, a metros por minuto, sprints a la velocidad máxima en cancha, duelos ganados, dónde ganamos los duelos. Evolucionamos nuestro trabajo y eso se reflejó mucho en cancha. Si buscas los números de 2023, hoy tenemos mucho mejores.
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-¿Le sirve a Colo Colo este nivel de Campeonato Nacional a la hora de enfrentar la Copa Libertadores?
Hoy, como pionero, como el referente que es Colo Colo en el fútbol chileno, nuestra responsabilidad es pelear para mejorar el nivel de la competencia. Tenemos que ser ejemplo de todo, de contratos, de inversión. No podemos minimizar los esfuerzos de los equipos y de las jugadoras que viven del fútbol. Nuestra idea como Colo Colo es seguir siendo referentes y buscar la forma de competir a nivel internacional. Salimos a Brasil en la pretemporada, jugamos amistosos internacionales. Ahora, tenemos la misma idea; buscamos no solo amistosos de preparación con equipos femeninos, sino también masculinos, que nos puedan exigir en nivel de fuerza, de velocidad. Es parte de la responsabilidad de un club con el tamaño de Colo Colo.

Libertadores 2025: un desafío mayor
-¿Qué espera de la Copa Libertadores 2025?
Cuando Colo Colo entra en una competencia, tenemos la responsabilidad de llevar el nombre del club a lo más alto posible y así será por toda la vida. Representar a Colo Colo significa pelear por títulos, por grandes cosas y eso esperamos en la Copa. Avanzar a los cuartos, pelear con esos equipos. Sabemos que hay equipos con más inversión que nosotras, sobre todo los brasileños, pero creemos mucho en las herramientas que estamos generando y en el compromiso de nuestras jugadoras. Sabemos lo que podemos entregar en cancha y superar lo que hicimos la temporada pasada.
-¿Cómo maneja a un plantel como el de Colo Colo, con las principales futbolistas de Chile?
Para manejar un camarín el respeto es la clave. Respeto, transparencia, coherencia en las decisiones. Son todas grandes jugadoras, cada una con su personalidad. Es muy difícil manejar un camarín, pero lo principal para mí siempre es respetar los tiempos de cada una, valorar el trabajo. Hay aspectos negociables y otros no negociables…
-¿A ver? ¿Qué es negociable y qué no es negociable?
No negociable es el trabajo, el esfuerzo, la disciplina, el respeto con el trabajo, con el club, con la compañera, con el cuerpo técnico. Cuando todos estamos en la misma página, cuando todo está claro, enfrentamos todo con verdad. Para mí, es importante educarlas para competir. Todos queremos ganar y para ello les entregamos lo mejor posible, tanto cuerpo técnico como staff. Queremos hacerlas crecer en todos los entrenamientos y generar una competencia positiva. Si entrenamos en alto nivel, de seguro entregaremos partidos de alto nivel. ¿Y negociar? Algún cambio de práctica, algunos tiempos, pero no negociamos el trabajo ni la disciplina ni el respeto, que es la base de mi trabajo.