El delantero Isaac Díaz (Fresia, Región de Los Lagos, 24 de marzo de 1990) es un imprescindible en el panorama futbolero chileno. Una carrera estelar, que lo llevó a jugar en 15 equipos, entre Chile, México y Paraguay, y dos pasos por Universidad de Chile que lo transforman en una figura reconocible de nuestro medio.
Hoy, el atacante vive un momento de estelaridad en Rangers de Talca, donde llegó a principios de año procedente de Deportes Copiapó. Es el goleador del conjunto piducano y de la Primera B, con 10 anotaciones, y espera luchar por el ascenso con el cuadro del Maule.
Díaz confiesa a En Cancha Prime que, pese a que todas sus energías están puestas en el conjunto rojinegro, no deja de ver con satisfacción la buena campaña que cumple la U en Primera División. “Mi foco es Rangers –nos cuenta-, pero veo los partidos de la U cuando se puede. Muchas veces me toca jugar y estoy más concentrado en otras cosas, pero me alegra mucho el gran momento de la U. Siento que el equipo se lo merece, se ven súper convencidos de lo que están haciendo con Gustavo Álvarez. La U abarca demasiada gente y es lo que les gusta ver, entonces siempre es lindo ver ganar a Universidad de Chile".
-¿Cree que la U puede obtener el título 19 este 2025?
Están haciendo las cosas muy bien para llegar a ser campeones a final de año. Obvio que me gustaría mucho que ellos salieran campeones. Pero también sé lo que es jugar en la U, tienes que rendir todos los fines de semana, aparte todos los equipos le quieren ganar al club. Pero me encantaría, quiero pedirles que sean campeones y nosotros levantar la Primera B, para así el próximo año enfrentarnos.
-Fuiste compañero de Charles Aránguiz en 2013, ¿qué sientes al verlo nuevamente en La U?
Es un placer ver jugar a Charles. La simpleza, la serenidad que tiene para enfrentar los partidos. Fue un privilegio compartir con él un año y medio en Universidad de Chile. Ahí uno solo puede aprender de tipos como él, de jugadores así. Charles es un tipo que te ordena, que no te putea, que solo hay que saber dónde moverse y él hace el resto, soluciona casi todo. Es un jugador que siempre está bien ubicado. Me alegra mucho que le esté yendo así de bien en su retorno a la U, porque además es una persona extraordinaria y a los tipos así me encanta que les vaya bien. Eso hace que los demás se contagien, lo positivo siempre se contagia. Tener a alguien como Charles en Universidad de Chile es maravilloso, sin duda.

-Más allá de lo deportivo, ¿fue fundamental la llegada de futbolistas de ese recorrido a la U?
Sí. Siempre que tengas a jugadores así, como Marcelo Díaz o el mismo Charles, va a ser motivador estar ahí, entonces me imagino la cabeza de los más chicos en el día a día, cuando conocen más a la persona.
El año feliz de Isaac Díaz con la camiseta azul
-De tus dos pasos por el club, ¿cuál recuerdas con más cariño: 2013 o 2017?
Claramente, la primera vez, la de 2013. Me tocó convertir muchos goles (N. de la R: 27 tantos en 66 partidos), en una situación donde la U venía de ganar casi todo. Venía de levantar la Copa Sudamericana, de ser el mejor equipo de Chile, tenía un tremendo plantel. Lamentablemente, después se vendieron casi todos. Pero la primera temporada en la U me encantó.
-¿Y la segunda estadía en la U?
La segunda pasada fue un poco más dura. Claro, venía con más experiencia, de jugar en México, en Paraguay, pero también era un equipo con nombres importantes. Estaban Mauricio Pinilla, Jean Beausejour, tipos que ya habían ganado cosas. Pero en lo personal no fue tan brillante. Hice como cinco o seis goles nada más y no logré mucho.
-¿Te llegaron muchas críticas desde la hinchada? ¿Viviste la otra cara de la moneda?
Lamentablemente, sí. En mi segundo paso por la U, me tocó encontrar a una hinchada más joven, donde no eran tan respetuosos como en la primera parte. Fueron un poco más agresivos. No ayudó que a mí no me fuera tan bien.
-¿No te arrepientes de ese segundo paso?
No, completamente no. Fue hermoso regresar a Universidad de Chile; yo lo quería, lo haría siempre, cada vez que pudiera. Entonces, no, en ningún momento me arrepiento. Me encantó volver. No lo dudo.
El corto y triste paso de Isaac Díaz por Colo Colo
-Mucho antes de la U, te fuiste a probar a Colo Colo… ¿Qué pasó?
Fue muy poco lo que estuve en Colo Colo y lo pasé muy mal. Era muy chico, hablo de cuando tenía 14 años. No quise volver más a Colo Colo, por cómo me trataron. Creo que fue una de las mejores decisiones que he tomado a lo largo de mi carrera futbolística, pese a que en la vida todavía era muy joven para decidir, pero a esa edad fue lo que quise. Y no me arrepiento, pero para nada.
-¿Siempre fuiste de la U?, ¿esta mala experiencia en Colo Colo incidió en algo?
Lo que pasa es que tuve un profesor de Puerto Montt, que cuando yo era chico me llevó a Colo Colo, a una prueba de estas pequeñas que se hacían con pocos jugadores. Éramos apenas 20 y quedamos solo tres. En ese tiempo nos quedamos en una pensión al lado del Estadio Monumental. Y claro, yo venía de Fresia y en Colo Colo no aceptaron que llegara a quitarles un puesto a lo amigos. Lo pasé mal, en los entrenamientos te decían de todo, y a esa edad tú te las crees… Estuve como dos meses entrenando en Colo Colo, y dije que no quería más, entonces volví a Fresia. Después de eso me dije que nunca más jugaría ahí.
-Y de la promesa de no volver a Colo Colo, años después llegas a la U…
Sí, feliz por lo que hice, porque después me di un par de vueltas; salgo de Huachipato, tengo unos pasos por equipos del ascenso para terminar llegando a la U, donde la pasé increíble, con esa gente que tiene terminé amando al club.

-¿Consideras que es difícil para un niño que proviene de regiones establecerse en el fútbol profesional?
Ya no. Las cosas cambiaron muchísimo. Ahora hay demasiadas formas de llegar al profesionalismo. No te diría que es más fácil, bueno en parte sí con esta regla del Sub 21 que no ha hecho muy bien al fútbol, pero siento que los niños ahora son diferentes y no se tratan de la misma manera como en tiempos pasados. Se logró educar un poco más al futbolista en general también, y así nos fuimos educando todos, incluso los profesores, los formadores. Entonces, si un chico de región quiere llegar, lo va a hacer.
-Y en Rangers, ¿cómo te ha tocado a ti darle espacio a los más jóvenes?
Me llevo muy bien con los más chicos, ellos lo pueden decir. Trato de apoyarlos, aunque en realidad, más que apoyarlos trato de darles confianza, para que así no tengan miedo de equivocarse. Siempre trato de decirles que no pasa nada en un entrenamiento, si es para eso, para corregir errores. Si falla la primera, que la segunda trate de mejorarlo y que no pierda confianza, que nadie le va a decir nada, que ahí está uno para darles apoyo. Los chicos lo valoran, te agradecen, porque suben a entrenar con nosotros y ellos también se están jugando un puesto. La idea es formarlos, no matarlos.
-¿Y te gusta este rol de experimentado?
Sí, porque todo va cambiando. En su mundo, el debutar, sienten que lo han logrado, que ya lo tienen hecho. Yo les digo que lo más difícil no es llegar, la idea es mantenerse, que se puedan dar cuenta que un chico de 17 años le puede competir a uno de 35 y tener la opción de jugar el fin de semana. Ahí está la gran diferencia. Tener un poquito más de conciencia y de seguridad a esa edad que es difícil.
Las dos realidades: el fútbol de Chile y el de México
-Te fuiste a México a los 24 años de edad, luego de sumar bastante experiencia en el ascenso. ¿Cómo calificas tu experiencia en el extranjero?
Cuando llegué a México el primer año me fue muy bien. Hice 10 goles en Jaguares de Chiapas y en ese entonces solo habíamos tres chilenos allá: el Chino (Rodrigo) Millar, yo y Humberto Suazo, quien era ídolo, amo y señor del Monterrey. Me encanta México, me gustó mucho vivir allá. De hecho, me encantaría irme a vivir de nuevo. Me gustó la cultura, la comida, la gente que es muy amable, lo pasamos muy bien como familia, pero después, debido a una mala racha en los últimos clubes, me tocó ir a Paraguay para reencontrarme con el gol.
-¿Notaste mucha diferencia entre México y el fútbol chileno?
Las instalaciones en México son increíbles. Me tocó jugar en Monterrey, en el Azteca, en el mismo estadio de Puebla, son instalaciones maravillosas.

-¿Y si comparamos a los dirigentes mexicanos con los chilenos?
Los dirigentes de México son extremos. Se les cruza un jugador y hacen todo para comprarlo, tienen la plata suficiente para pagar lo que sea por un futbolista.
-¿Qué opinas de la llegada del Grupo Caliente a un club como O’Higgins?
Bueno, ya estaba el Grupo Pachuca de México en Everton. Esta alianza abre un poco más la puerta a otro tipo de jugadores, pero al final terminas en una rueda donde empiezas a jugar solo en equipos del mismo grupo. En el caso de O’Higgins, te deja esa espinita que solo llegarán jugadores de un mismo representante o de ciertos agentes, entonces eso ya es más complicado. Aunque en eso se transformó un poco el fútbol chileno.
-¿Para el futbolista chileno estas maniobras son frustrantes?
Sí, porque se da a entender que el fútbol se transforma más en un negocio en que ya no prima el que mejor llega; es complicado. Pero la gente no es tonta y se da cuenta de que se transformó más en un negocio que en la búsqueda de buenos jugadores.
-Ahora pasaste de Copiapó a Talca, cada vez te vas acercando más al sur. ¿Tienes pensado en algún momento volver a la Octava Región?
Soy súper sincero y no. Estoy muy bien donde estoy. Para mí, Talca ya es suficiente sur y por eso en este momento no tengo pensado acercarme más. Estoy disfrutando y trabajando para seguir así, para estar preparado para los momentos malos. No me quiero mover de acá.