Pese a estar en la medianía de la Tabla de Posiciones del Campeonato Nacional, Ñublense parece haber agarrado vuelo: tres victorias consecutivas le dieron cierta solidez al proceso de Ronald Fuentes, que ahora se jugará sus opciones para terminar el año ojalá, como aspiran en Chillán, en zona de clasificación a torneos internacionales.
Osvaldo Bosso (31), quien ya completa un año y medio siendo jugador de los Diablos Rojos, tras toda una vida ligada al Audax Italiano, ha sido uno de los estables del cuadro chillanejo, pese a no estar presente en el último triunfo ante Palestino.
El experimentado defensor describe cómo ha sido su adaptación a Ñublense, para qué está el equipo y cómo quedó el plantel al saber que pudo haber sido el primer visitante en la historia del Claro Arena, el nuevo estadio de la Universidad Católica, algo que no se terminó concretando pues no llegó a tiempo el último permiso de la Dirección de Obras Municipales (DOM) de Las Condes.
-¿Qué tal la vida en Chillán, Osvaldo? ¿Cómo te tratan?
-La verdad es que al principio me costó mucho, sobre todo porque yo estaba muy acostumbrado a la vida en Santiago, a tener a toda mi familia cerca y el cambio fue difícil. Ahora con el tiempo la cosa ha ido mejorando. Chillán es una ciudad muy tranquila y no he tenido ningún problema, con gente amable, que te agarra cariño. No hay tanta delincuencia acá y eso es bueno, pero siempre se echa de menos Santiago. Con mi pareja somos muy de familia, entonces siempre tomábamos once con seres queridos. Además, mi niño, que tiene 11 años, sigue allá con su mamá y lo extraño mucho. Lo veía siempre, unas cuatro veces por semana, o a veces se quedaba la semana completa conmigo, y ahora por la distancia me ha tocado estar lejos y verlo solo cuando tengo libre y me puedo arrancar para allá.

-¿Y en lo futbolístico qué evaluación haces?
Fue de la mano con lo personal. Los primeros meses me costó un poco y después le agarré la mano al equipo. Acá la gente es es muy intensa. Como es un cuadro de región, todos son de Ñublense y esa presión se siente. Pero la verdad es que yo me siento querido, cómodo. A nivel de equipo hemos manifestado un alza, saliendo de las posiciones complicadas. Mientras se gana, todo se ve más bonito.
-Pero Ñublense no ha podido encontrar una regularidad en las victorias. En tu caso, tuviste a Mario Salas como entrenador, luego a Francisco Arrué y ahora a Ronald Fuentes. No logra consolidarse un proceso...
Con Mario Salas yo siento que no hicimos un mal año. Estuvimos compitiendo en Copa Chile y en el Campeonato Nacional, y después llegó un momento, casi al final, donde teníamos chances de entrar a copa internacional vía torneo y jugamos el partido con Huachipato con suplentes. Entre comillas, desechamos el torneo y apostamos por la Copa Chile y llegamos a la final con la U, y terminamos clasificando a Copa Libertadores igual. No pudimos pasar ante Boston River, sabiendo que teníamos buen equipo, y eso nos marcó. Desde allí que nos empezó a costar. Incluso jugando bien, no podíamos sumar de a tres.
-¿Y cómo se explica eso?
Es responsabilidad de nosotros los jugadores. Yo siempre he sido muy autocrítico. Primero me miro yo antes que al resto. Cuando se van los técnicos y se cortan los procesos, es porque nosotros no hicimos bien las cosas. Gran parte de la culpa es nuestra. Los entrenadores vienen, hacen su pega, son muy trabajadores, y a veces los resultados no se dan. De Pancho (Arrué) no tengo nada qué decir. Es un gran técnico, muy capacitado, trabajador. Se quedaba siempre hasta muy tarde y nosotros no le podíamos responder sumando de a tres en la cancha.
-¿Y Mario Salas qué le dejó a Ñublense y a ti en lo personal?
No, el profe Mario es un crack. Un tipo muy bueno para la pega, intenso, respira fútbol y eso te lo hace sentir. Él aplica la intensidad a full. Es una especie de personaje lo que ve la gente, porque en la banca se ve un tipo duro, siempre serio, pero cuando charlas individualmente con él, es una muy buena persona. Yo a él le estoy agradecido. Mi suegro estaba viviendo un momento muy complicado de salud y él lo invitaba a los entrenamientos para que se despejara, lo trataba espectacular. Mario tiene muchísimo recorrido y su nombre genera cosas.
-¿Y este Ñublense con Ronald Fuentes a la cabeza?
Al profe lo conozco hace mucho tiempo y hoy siento que pasamos por un buen momento. Se nos están dando los resultados, venimos de varios partidos sin perder. Nuestro objetivo era salir de la zona baja para no andar complicados después, y los últimos triunfos (ante Limache, Everton y Palestino) nos ayudaron a reposicionarnos.

Ñublense y su frustrada visita al Claro Arena de la UC
-¿Qué puede esperar el hincha de Ñublense?
Compromiso, porque eso es lo que veo yo en el día a día, a un equipo muy, pero muy comprometido. Depende de nosotros. Imagínate que teníamos presupuestado salir de la parte baja durante todo el segundo semestre y ya pudimos hacerlo en las primeras fechas, entonces ahora todo es ilusión. Tenemos la esperanza de pelear más arriba. Creo que si mantenemos nuestra manera de jugar, vamos a estar más cerca de la parte de arriba que la de abajo.
-Y esa ilusión de la que hablas me imagino que estaba a tope con la posibilidad de jugar ante la Universidad Católica en el Claro Arena...
Mira, más que por el estadio y por el hecho de que es Católica, un equipo grande, nosotros estábamos con muchas ansias de jugar por Ñublense mismo, porque sentimos que tenemos con qué ganarles. Era un momento ideal para jugar contra ellos. Yo confío mucho en el plantel que tenemos. Tenemos grandísimos jugadores. Había harta confianza y nos molestó un poco que se suspendiera el partido, porque fue justo cuando agarramos esa racha positiva.
-Tratar de aguar una fiesta sonaba atractivo igual, ¿no?
Sí, claro. Imagínate lo que hubiera sido ganar en su nuevo estadio. Pero ya está, bien por ellos además, porque en Chile nos faltan recintos así.