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Clásico universitario: El círculo virtuoso de Álvarez

El clásico universitario número 200 quedará marcado por el olfato goleador de Rodrigo Contreras que, en la última jugada del partido, gatilló un zurdazo que le entregó la oportunidad de anotar su nombre en la historia de los partidos entre la Universidad de Chile y la Universidad Católica.

Gustavo Álvarez El entrenador de Universidad de Chile mantiene firme el timón de la nave azul. (DRAGOMIR YANKOVIC/PHOTOSPORT/DRAGOMIR YANKOVIC/PHOTOSPORT)

Luego de seis meses sin un clásico en el fútbol chileno, el duelo en el estadio Nacional fue, en términos generales, un partido espeso, de poco brillo y sin grandes luces.

En la primera parte, los azules manejaron la pelota y dominaron el terreno, pero carecieron de claridad al acercarse al arco rival. Pocas veces hubo sintonía fina para darle el mejor destino a la jugada.

En la otra vereda, el equipo de Tiago Nunes cerró espacios y apostó por atacar con jugadores veloces en muchos metros e intentó aprovechar los apoyos de Fernando Zampedri, que fue neutralizado por Franco Calderón. Los cruzados se fueron quedando sin argumentos ofensivos, encontrándose también con un muy buen partido de Nicolás Ramírez y Matías Zaldivia en la zaga rival.

Universidad de Chile mostró su fortaleza principalmente en su banda izquierda. Matías Sepúlveda fue punzante en un duelo que tanto Branco Ampuero como Clemente Montes sufrieron. Pese a que encontró en esa zona una gran ventaja, los ataques se diluyeron por la poca pólvora azul.

En la segunda parte, la tónica fue similar. La U movió la pizarra, pero las respuestas estuvieron principalmente en la ambición por ganar. El equipo de Gustavo Álvarez estuvo lejos de encontrar su mejor versión, pero nunca bajó los brazos en la búsqueda del triunfo. Si bien la localía y a la tabla se lo exigían, los azules llevan este comportamiento en su ADN.

En el caso de los precordilleranos, con el correr del reloj, se fueron acomodando con el empate, un escenario peligroso en el que, prácticamente, renunciaron a atacar. Una postura alejada a lo que marca el peso de su historia.

Más allá del conformismo cruzado y la insistencia azul, el partido se desvanecía en un empate con pocas emociones, pero el fútbol sigue siendo un constante juego de acierto y error.

Rodrigo Contreras luchó esa última pelota del partido con un optimismo propio de un goleador. Su empuje le permitió provocar un bochorno defensivo cruzado y celebrar un gol que se gritó hasta el alma en el estadio Nacional.

En la conformación de su plantel, la U también encontró ventajas. Los azules cuentan con muchos delanteros que anotan, a diferencia del elenco de Nunes, que depende en demasía de Zampedri.

El fútbol tiene planificación, pero también hay pequeños detalles que cambian la ecuación. Futbolísticamente, los azules están inmersos en un círculo virtuoso, dado que no paran de crecer como equipo. Una paradoja, considerando que la institución vive un caos administrativo fuera de la cancha.

Gustavo Álvarez ha manejado los daños colaterales de este desorden, que en cualquier otro escenario podrían desestabilizar a la institución. El entrenador argentino le ha permitido al plantel de jugadores centrarse exclusivamente en la cancha y en los enormes desafíos deportivos que enfrenta Universidad de Chile este 2025.

En la gestión de su equipo está la clave de este resultado. El técnico de la U sigue navegando con éxito en su círculo virtuoso, a pesar del viento en contra de Azul Azul.

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Comentarista y Conductor en TNT Sports, Televisión Nacional de Chile y Balong.