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Antofagasta, el equipo de los tres nombres

Casi con seis décadas de vida, el club nortino guarda en su memoria campañas, jugadores y técnicos dignas de un mejor presente, de un apoyo más comprometido de la ciudad y de una propiedad idónea.

Deportes Antofagasta en Copa Sudamericana El equipo Puma en el Maracaná, en una presentación histórica por el torneo continental, versión 2019. Meritorio empate sin goles. (DIA ESPORTIVO/PHOTOSPORT/DIA ESPORTIVO/PHOTOSPORT)

Este miércoles 14 de mayo, Deportes Antofagasta cumplirá 59 años. Nació como Antofagasta Portuario (AP), pero en los primeros años de la dictadura -sin preguntarle a nadie, lógico- le pusieron Club Regional Antofagasta (CRA). La idea era que representara a toda la II Región. El problema vino en 1977, cuando surgió Cobreloa. No servía llamarse “regional”. En 1979, el abogado y presidente de la institución, Jorge León, llegó a la nomenclatura actual: Club de Deportes Antofagasta.

Una síntesis de los problemas de identidad que tuvo la institución desde sus inicios, cuando remeció el campeonato de Ascenso de 1966, con asistencias que nunca bajaban de las 20 mil personas, aunque con una sangría gigantesca. La antigua Asociación Central de Fútbol autorizó su ingreso al profesionalismo siempre y cuando pagara el traslado de los rivales y su alojamiento. En rigor, lo condenaron a la pobreza.

Los futboleros de antaño y los coleccionistas de “Estadio” recuerdan las imágenes del viejo estadio “Regional” con sus tribunas repletas y las crónicas de Homero Ávila Silva, Hoasi, corresponsal de la revista en el norte. Las liguillas de Promoción de las temporadas 1981 y 1990 quedaron en la retina por las multitudes que congregaron, a pesar del mal resultado para los Pumas.

Durante cinco décadas Antofagasta fue una de las mejores plazas del país. Si jugaba con menos de cinco mil personas se hablaba de crisis. Hoy el panorama cambió de manera dramática. El CDA se presenta en un desierto “Calvo y Bascuñán”, que testimonia la disociación entre la ciudad y Jorge Sánchez, el dueño del club, quien nunca entendió, o no quiso entender, que el proyecto deportivo requería de la sociedad civil local.

Como su llegada fue en una oculta trama con el expresidente Osciel Guzmán, los antofagastinos más influyentes en el ámbito económico y social le cerraron las puertas. Ni siquiera la campaña de 2018, que llevó a los Pumas a la Copa Sudamericana, con triunfos 4-0 sobre Universidad de Chile en el norte y 4-3 ante Colo Colo en el Monumental, remecieron a la comunidad. Tampoco hubo romance con las clasificaciones a la Copa Sudamericana de 2021 y 2022.

Cuando se discute el modelo de Sociedades Anónimas Deportivas, por su distanciamiento con los hinchas y ausencia de visión institucional, el de Jorge Sánchez es el paradigma. El ejemplo mayor vino en 2022, cuando el nefasto alcalde Jonathan Velásquez no arrendó el estadio “Calvo y Bascuñán” ante Palestino. Los Pumas perdieron por secretaría 3-0 y sentenciaron su descenso.

En cualquier otra ciudad, ese edil hubiera tenido que irse. En Antofagasta no pasó nada. Símbolo inequívoco de que la propiedad actual, salvo un milagro, está muerta y carece de viabilidad política y social. A diferencia de otras sociedades anónimas cuestionadas, en el CDA hubo inversión, llevaron futbolistas de nivel, pero jamás se tejió la red con la comunidad y una hinchada que poco a poco muere, donde los nuevos aficionados son seducidos por los grandes de Santiago o la mística de Cobreloa.

Los inolvidables

Desde su nacimiento, el club tuvo a figuras de peso en el medio local. El mayor ídolo fue el paraguayo Juan Pelayo Ayala, autor del gol que dio el primer ascenso en la temporada 68, ante San Luis en Quillota, el denominado “Quillotazo”. Hace algunos años, la sección deportes de “El Mercurio” realizó una encuesta para elegir a los mejores jugadores de los clubes nacionales. En el caso de Antofagasta, el grueso de los encuestados se inclinó por futbolistas de las campañas de Segunda División. Lo considero un error, porque la definición siempre tiene que estar en Primera División.

A la hora del repaso, el mediocampo de 1975 es inolvidable: Rodolfo Coffone, Carlos Rivas y José “Pistola” Vásquez jugaban, llegaban y abastecían a Ricardo Rojas, goleador histórico. Alternaban Juan Barrales y Miguel Hermosilla. En esos años el sector derecho mostraba regularidad con el lateral Julio “Pony” García y el táctico puntero Juan “Cabezón” Acevedo. Surgía Jorge Pons, un wing izquierdo explosivo, quien apuraba a Víctor Solar.

Antes, Fernando Cavalleri y su zurda dejaron huella. El “Palito” era un 10 con gol. Francisco “Chamaco” Valdés fue el 8 albiceleste en 1971. Carlos “Pluto” Contreras también vistió la divisa albiceleste. Juan Carlos Gangas y Esteban Varas resaltaron en esa etapa previa al primer descenso, ocurrido en 1977, donde las dificultades económicas fueron determinantes.

Algo que distinguió siempre a Antofagasta fue su ojo para los arqueros. En 1971 y 72, Francisco “Loco” Fernández hizo reír y llorar a la feligresía que concurría a la avenida Angamos. En 1972 irrumpió la sobriedad y valentía de Constantino Zazzali, quien estuvo en el club hasta 1976. En 1991, luego de una dura salida de Universidad Católica, se sumó Marco Cornez. El fallecido golero tuvo notables campañas entre 1991 y 1993. En el último ciclo en Primera división, de 2012 a 2022, el pórtico Puma disfrutó a Jorge Broun, capitán de Rosario Central, trajo a Matías Dituro y en 2019 arribó Agustín Rossi desde Boca Juniors. El actual golero de Flamengo jugó cinco partidos, con una actuación impresionante en el 3-1 sobre Universidad de Chile. Una discusión con el técnico Gerardo Ameli implicó su salida. Rossi fue un lujo asiático.

La mirada a los cracks de la casa empina a Luis Marcoleta, Pedro Reyes, Paulo Magalhaes, Erick Pulgar, Marcos Bolados y Ángelo Araos. De afuera dejaron huella los defensores Jorge Pautasso, Remigio Fernández, José Pedrozo, Branco Ampuero; los volantes Hugo Tabilo (fue contención), Juvenal Olmos, Ramón “Toti” Castro, Sergio Marchant, Gabriel Caballero (mundialista en 2002 por la selección mexicana), Sergio Vásquez (uruguayo), Mauricio Donoso, Gonzalo Villagra, Hugo Droguett; los atacantes Eric Lecaros, Mario Vener, Jorge “Pindinga” Muñoz, Daniel Fascioli, Javier Elizondo, Eduard Bello, Flavio Ciampichetti y Rodrigo “Tucu” Contreras.

En la banca el primer técnico fue Luis Santibáñez. El registro destaca a Pancho Hormazábal (primer ascenso), Paco Molina, Luis Ibarra, Hernán Carrasco, Manuel Rodríguez Araneda (segundo ascenso), Andrija Percic, Mario Páez (95 y 96), Hernán Ibarra (cuarto ascenso), Gustavo Huerta (quinto ascenso y consolidación en Primera División) y Gerardo Ameli.

No es poco.

section logoSobre el autor

Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2009, jurado del Balón de Oro de France Football y el The Best de la FIFA. En ambos es el único votante de Chile. Comentarista de Los Tenores de radio ADN, columnista de El Mercurio, director de la revista Tribuna Andes y comentarista de TNT Sports.