Existe un principio que no se puede obviar: las selecciones nacionales no son una selección de los mejores jugadores de un país. En rigor, son los futbolistas que el entrenador de turno estima adecuados para su idea o que están cuadrados con una propuesta.
El mayor ejemplo en la Roja ocurrió con Enrique ‘Cua Cuá’ Hormazábal, crack referencial en nuestra historia, que Fernando Riera no citó para el Mundial de 1962. Un detalle es importante en este razonamiento: la consecuencia en las decisiones.
Este preámbulo lo planteamos luego de conocer la lista de citados para los partidos frente a Argentina y Bolivia, que podrían sentenciar la eliminación de Chile a la Copa del Mundo de 2026. Conocemos los criterios de Ricardo Gareca, que transitan por una línea muy conservadora. Eligió un grupo en el inicio de su proceso, lo modificó hace una rueda, tras las caídas frente a los trasandinos y bolivianos, pero en lo grueso no varió.
El fútbol es de momentos. El primer semestre de Colo Colo es paupérrimo, eliminado de la Copa Libertadores y de la Copa Chile. Por eso no se entiende la nominación de Arturo Vidal y Esteban Pavez, ambos con bajo rendimiento, y que no cite a Erick Pulgar, titular en Flamengo. Algo que no sabemos pasó en la relación del volante antofagastino y Gareca. Un caso similar al de Gabriel Arias, que luego de la derrota con Bolivia en el Estadio Nacional, también fue borrado. En su exilio, el portero de Racing fue acompañado por Ben Brereton, quien no tuvo un buen final de temporada en el Sheffield United. A pesar de lo anterior, en un cuadro con escasas opciones de mitad de cancha en adelante, Brereton al menos es una alternativa.
La presencia de Vidal augura que será titular en la posición donde Felipe Loyola brilla en Independiente. El mejor volante mixto del fútbol argentino tendrá que mantenerse como lateral derecho. Un despropósito. Cuesta entender el llamado de Nicolás Fernández de Universidad de Chile. El marcador de punta derecho totaliza tres partidos por el torneo local y tres por la Copa Chile.
Los entrenadores confían en futbolistas que rindieron bajo su mandato. Eso justifica la convocatoria de Igor Lichnovsky, quien, debido a una lesión, no juega un pleito oficial desde el 17 de agosto del año pasado. Sorprende Gareca con Rodrigo Ureña, hoy en Universitario de Lima, pero es alentador que se fije en Esteban Matus, el lateral izquierdo de Audax Italiano, de excelente rendimiento en el conjunto de Juan José Ribera. En el arco, el técnico tuvo tres goleros. Arrancó con Claudio Bravo. Luego del retiro del capitán optó por Arias y después eligió a Brayan Cortés. No anda parejo el iquiqueño, pero en la Selección no perdió el puesto. Lawrence Vigouroux, de gran campaña en el Swansea de la Championship inglesa, clama por una oportunidad. Disputó los 46 partidos del torneo más dos de la Copa FA, en una exigencia muy superior a la nuestra.
Al revisar los atacantes, Gareca no eligió un centrodelantero natural. Hubo extrañeza por la ausencia de Fernando Zampedri. La actualidad del pentagoleador del fútbol chileno es discreta, donde el bajo nivel de Universidad Católica lo arrastra. Sin Eduardo Vargas, da la impresión de que Alexis Sánchez encabezará el ataque de Chile.
Sin ritmo de competencia, el tocopillano es una incógnita por sus apenas 12 cotejos en la temporada y un promedio de 32,3 minutos. La primera parte de la campaña sufrió una lesión, sobre la que hubo escasa información. Después, su evidente distanciamiento con Kosta Runjaić, su entrenador en Udinese, influyó en verlo a cuentagotas. Chile se aferra a su jerarquía, pero será fundamental que sea capaz de adaptarse al equipo y subordinar sus intereses individuales a los del colectivo.
La primera quincena de junio será resolutiva. Chile podría timbrar su tercera eliminación en línea de una Copa del Mundo o seguir aferrado a tomar la séptima plaza, que otorga la opción de un Repechaje.
Así estamos, aunque nadie debiera extrañarse.
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