La edición 197 del Superclásico del fútbol chileno quedará en el recuerdo por los doce años de sequía que cortó Universidad de Chile ante su tradicional rival, por la tercera derrota en línea del Colo Colo de Jorge Almirón y, también, por el polémico arbitraje de Piero Maza.
Vamos desgranando el partido. Gustavo Álvarez tomó una decisión de peso, dejó en el banco a Marcelo Díaz pensando más en el despliegue de Israel Poblete y el provecho que le podía sacar a la sociedad conformada por Lucas Assadi y Javier Altamirano.
Del otro lado, Jorge Almirón, plagado de bajas, se adelantó con la sorpresiva inclusión de Felipe Méndez. Una buena acción se responde con una buena reacción, tal como lo hizo el técnico de Colo Colo.
Un golpe a la pizarra que le resultó al estratega de los albos. Si antes del partido se hablaba de una gran brecha en el funcionamiento de ambos equipos, con la pelota rodando en el estadio Nacional, esa diferencia no se notó.
La inclusión de Méndez tuvo un impacto en el partido. Primero porque jugó un buen partido y, después, porque Colo Colo pobló la mitad de la cancha, trabó a la U y liberó con mucho criterio en la izquierda a Lucas Cepeda y Claudio Aquino.
Fue un acierto lo de Almirón, porque su equipo le respondía en la cancha, pese a sus constantes reclamos y muestras de mucho más nerviosismo y ansiedad que cualquiera de sus futbolistas.
Por momentos, la U se vio desorientada en su manera de presionar y en la coordinación para recuperar la pelota. Los albos mordían y aprovechaban la zancada de Cepeda al espacio.
Con dos penales de VAR, la primera mitad terminó 1-1, aunque, perfectamente, el Cacique pudo irse arriba en el marcador. En Ñuñoa, había cierta tensión porque la U no fluía en la cancha y parecía un equipo bastante más atado que de costumbre.
En la segunda mitad, la historia ya no fue igual. Sin hacer un partido brillante, los azules corrigieron su manera de perseguir al rival y empezó a ganar con más facilidad los duelos. Cepeda ya no recibiría libre porque había una marca mucho más coordinada. Esas galopadas al espacio ya no le daban aire a los albos.
Cuando la U empujaba, Piero Maza cobraría un penal del que se seguirá hablando toda la semana porque, si bien existe el contacto, hay cámaras donde pareciera que Sebastián Vegas le pega a la pelota en una jugada en la que de todas formas llega tarde. Poco le importó la discusión a Charles Aránguiz, quien, una vez más, mostró toda su jerarquía llegando a 22 ejecuciones desde el punto penal sin fallar en la U.
Más allá de luchar y no bajar los brazos, Colo Colo sintió el impacto del gol, ya que perdió su rumbo estratégico para llegar al arco de la U y se transformó en un equipo que tuvo ganas, mas no claridad para herir a un rival que se llenaba de confianza con el estímulo del triunfo.
Increíblemente, el 12 de julio se terminó la primera rueda del fútbol chileno. La primera mitad del año ya es historia tras jugar un clásico que esperaba desde abril.
Universidad de Chile saca cuentas positivas en cuanto al puntaje, enrieló su cuenta numérica en las fechas finales, logrando 12 puntos de 15 posibles. Cierra la primera parte con 31 puntos, apenas uno menos que en 2024.
La segunda mitad del año será desafiante para la U. Por ahora, pareciera que su directiva no sumará un futbolista de jerarquía probada para el tramo decisivo. Los azules tienen a la vista la Copa Sudamericana, pero, principalmente, la recta decisiva del Torneo Nacional que, a mi parecer, es prioridad para un equipo que lleva siete años esperando la corona y que fue testigo de la dolorosa forma en la que su tradicional rival le quitó el título de las manos en 2024.
En Colo Colo todo es incertidumbre de cara al futuro. En cuanto a lo numérico, apenas sacó 21 puntos, cinco menos que en 2024, se quedó fuera de todos los torneos internacionales, perdió los dos clásicos y quedó eliminado en la fase de grupos de la Copa Chile.
El mal ambiente que reina en el estadio Monumental solo transmite sensación de desgaste y de inestabilidad. El ciclo parece totalmente agotado, pero se afirma en argumentos poco sólidos: un contrato millonario y un abrazo entre el presidente y el entrenador días previos a perder ante Universidad Católica y la U.
El clásico fue para la U, con polémica, con detalles, pero con un triunfo que tranquiliza a una institución que mira con optimismo la segunda parte del año en la que todo se resuelve. La derrota para los albos-más allá de evidenciar una mejoría-, es una clara señal de una crisis que sus autoridades siguen agudizando.