La ampolleta de los niños

Nicolás Córdova acepta todo. Ahora va a dirigir a La Roja dos semanas antes del inicio del Mundial Juvenil. Lo que pudo ser un plan técnico bien orientado, está convertido en un parche eterno para salvar las emergencias.

Nicolás Córdova, jefe técnico de las selecciones juveniles de Chile. El entrenador declaró hace tiempo que hacerse cargo interinamente de la Selección confundía su rol. Tendrá ahora que explicar su contradicción. (felipe escobedo)

Cuesta entender la lógica de Nicolás Córdova, el técnico que deberá hacerse cargo de la Selección Adulta para los dos últimos partidos de las eliminatorias 2026, y, al mismo tiempo, preparar la participación de la Sub 20 en el Mundial donde será anfitriona.

Por el contrario, no cuesta nada imaginarse el por qué de la decisión de la ANFP. Es barata, simple y no significa ningún riesgo para Pablo Milad y su directiva. Es, como todo lo que hace la ANFP en el último tiempo, un parche, una solución de emergencia, que piensa más en la tesorería que en cualquier otro factor.

Si ya el rumor de la designación de Sebastián Miranda -el adiestrador de la Sub 17 que también se prepara para el Mundial de Catar en noviembre próximo- había despertado críticas, lo de Córdova es inaudito, más aún si se anuncia que será el equipo juvenil la base de esa convocatoria.

Los riesgos de la fórmula son enormes porque se compromete no sólo la integridad física del plantel, sino el grado de confianza de jóvenes que, con escasa preparación, enfrentarán a dos de las selecciones más poderosas del mundo, Brasil y Uruguay.

Al asumir el cargo, Córdova fue claro en torno a no confundir los planos. Originalmente su intención era ponerse por sobre el nivel competitivo, pero el estado de emergencia permanente de la dirigencia chilena y la precariedad de sus planes lo llevaron a tomar todas las urgencias que se le plantearon: un interinato cuando se fue Eduardo Berizzo, la Selección Preolímpica y la Sub 20, aunque en este último caso se ha querido maquillar el tema señalando que hay un cuerpo de entrenadores que pueden asumir distintos roles dentro del organigrama de la Federación.

Córdova no fue claro al ceder sobre sus convicciones iniciales, que parecían avaladas con un intento serio de establecer un ente técnico que coordinara y supervigilara el trabajo de todas las divisiones. En la práctica, el jefe técnico de las selecciones juveniles se inhabilitó temprano para ejercer como cortapisa de Ricardo Gareca en la Adulta, o para exigir coherencia en los planes de menores en la ANFP, porque no tiene voz ni rango.

La realidad muestra que Córdova es un mero entrenador dispuesto a hacerse responsable de las competencias y tratar de apagar incendios, lo que está lejos de la misión que se le encomendó cuando llegó con la esperanza de tener un liderazgo técnico autorizado en la toma de las decisiones más importantes y urgentes de nuestro fútbol.

El nombramiento de Felipe Correa como nuevo gerente de Selecciones, en tanto, sorprendió al medio, que ni siquiera lo tenía considerado como alternativa, por las razones ya expuestas. Si se dijo que designar a Miranda era “sacar la ampolleta de la pieza de los niños para ponerla en el living”, la nominación de Córdova es dejar sin luz la casa para iluminar el garage. Ningún asunto, en la actualidad, es superior a una buena participación en la Copa del Mundo que organizaremos, y este insólito distractivo a su técnico y jugadores sólo puede perjudicar su enfoque.

Nada peor que los parches para arruinar un buen proyecto.

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Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2001, comentarista de TNT Sports Chile y Chilevisión. Conductor en ADN Radio.