Los nuevos dueños de la Universidad de Chile, hasta ahora, parecen un concepto abstracto, un grupo inversor sin nombre ni apellido, sin rostro, algo diferente a lo que pasaba con Carlos Heller, donde los hinchas de la U podían personificar en alguien las victorias y fracasos del equipo.
Poco a poco comienza a levantarse la cortina y a verse quiénes controlan hoy los destinos del club. La "cara" más visible es Tactical Sports, un fondo de inversión que "corta el queque" en Azul Azul y que pretende hacer buenos negocios de aquí a, por lo menos, diez años, según revela El Mercurio.
Para entender bien las cosas, el fondo Tactical bien podría dividirse en dos grupos: Inversiones Antumalal, que posee el 10% de la propiedad, y el Grupo Sartor, firma extranjera que controla el restante 90%.
Detrás de Sartor, el grupo mayoritario, se encuentra una serie de inversores internacionales anónimos vinculados al Banco Panamá, que sólo en caso de que ellos lo decidan se sabrá su identidad. Pero lo que sí se sabe es que el fútbol no es importante para ellos, sino que, más bien, piensan en hacer negocio, invertir uno y ganar dos, es decir, generar activos y aumentar su capital.
"Hay cerca de 60 inversionistas estadounidenses y europeos", le dijo una alta fuente ejecutiva al rotativo mencionado. "Ni yo sé quienes son. Pero su participación no está en la toma de decisiones y su foco no es el fútbol, sino las inversiones financieras tecnológicas", añade.

Inyección de dinero
De todos modos, una fuerte inversión en el fútbol de la Universidad de Chile está contemplada. En ese sentido, 5 millones de dólares son los que destinarían los nuevos dueños del club, con la intención de ser más competitivos en el ámbito local y, si todo resulta bien en la cancha, el internacional.
La mayoría de esos fondos irían destinados al plantel que hoy dirige Esteban Valencia (60%). Luego, el 40% restante se lo llevaría el Fútbol Femenino y el Fútbol Joven del "León".
¿El estadio propio? Por ahora nada. Los controladores de Azul Azul ven con malos ojos que se les discrimine en gran parte de las comunas de la capital, donde se considera que afianzar a la U a una zona con un recinto deportivo es un riesgo innecesario.