El pasado lunes 6 de febrero dos terremotos de 7,8 y 7,4 grados azotaron el sudeste de Turquía y el noroeste de Siria, sismos que han causado la muerte de más de 25.000 personas y dejado más de 85.000 heridas.
Actualmente, equipos de distintas partes del mundo trabajan en los países y zonas afectadas para buscar sobrevivientes entre los escombros y ruinas de las infraestructuras colapsadas.
Mientras que Ankara ya dio por terminados los trabajos de rescate en las provincias de Sanliurfa y Kilis. Este sábado 11 de febrero, llegó ayuda humanitaria de Naciones Unidas a las áreas afectadas de Siria y Turquía controladas por los rebeldes.
El secretario general adjunto de Naciones Unidas, Martin Griffiths, expresó a Sky News su temor de que la cifra final de víctimas fallecidas por los terremotos supere los 50.000 muertos.