Con un presente estelar en Ñublense, Nicolás Guerra destaca como uno de los jugadores más determinantes del Campeonato Nacional. El jugador formado en Universidad de Chile es uno de los pilares del equipo de Jaime García, que mantiene a los "Diablos Rojos" peleando palmo a palmo en la punta del torneo.
El "Nico" conversó con En Cancha sobre su salida del equipo en el cual se formó y debutó, la importancia de los azules en su carrera, su autocrítica... y también las dificultades que enfrentó tras las a veces descarnadas críticas de los hinchas.
¿Cómo te sientes actualmente en Ñublense?
Estoy muy feliz acá. No me arrepiento para nada de dejar Santiago y venir a Chillán. Aquí volví a ganar confianza en mí, a reencantarme con lo que fui en algún momento. En Ñublense me hicieron sentir importante, cómodo. La gente, el club, mis compañeros y el cuerpo técnico me han hecho sentir muy contento, y además todo ha venido de la mano de grandes resultados. El año pasado y el actual torneo han sido muy buenos para el club y para el grupo.
¿Qué significa Universidad de Chile para ti?
Yo al club le tengo mucho cariño, es el equipo que me formó y me dejó cumplir el sueño de ser futbolista profesional. Dejé a mucha gente querida ahí, funcionarios, las "tías" de la cocina, de la limpieza, los guardias. Le tengo mucho cariño a la institución, siempre le voy a desear lo mejor, ya que es un lugar que aprecio mucho.
¿Cuál fue el DT que más te marcó durante tu etapa en el club?
Personalmente, el “Profe” (Ángel Guillermo) Hoyos. Él me dio lo más importante para un futbolista que es el debut, y en ese sentido, también me dio mucho cariño en un camarín que estaba plagado de estrellas, de jugadores campeones de América. Me enseñó muchas cosas y eso fue muy importante en mis inicios.

¿Y algún compañero?
Todos los que tuve fueron muy humildes y me enseñaron mucho, de verdad que estoy muy agradecido con ellos. Sería injusto nombrar a algunos y dejar afuera a otros, pero te diría Gustavo Lorenzetti, Johnny Herrera o Matías Rodríguez, con quien hasta el día de hoy nos mensajeamos y tenemos una gran relación. También está Jean Beausejour, Gonzalo Jara y David Pizarro, que con todas las cosas que ganaron siempre se comportaron muy bien conmigo y me trataron como si fuera un hermano chico.
"Mi familia lo estaba pasando mal y necesitaba buscar otros aires"
¿Cómo valoras tu paso por la U?
Soy un agradecido de todo lo que me dieron. Personalmente, en la U tuve buenos y malos momentos, pero yo prefiero quedarme con las oportunidades donde fui feliz ahí. En el último tiempo no encontraba mi rendimiento, no me salían las cosas dentro de la cancha. Por otro lado, mi familia la estaba pasando muy mal por la presión de las redes sociales y necesitaba buscar otros aires para poder reencontrarme futbolísticamente.
¿Te afectaron mucho las críticas?
Yo di todo siempre. Antes de empezar las últimas temporadas, decía: 'Este es mi semestre'. Pero, inconscientemente, el ambiente, la presión, no me dejaban avanzar ni demostrar lo que yo quería entregarle al equipo. Las críticas siempre van a existir, así que tampoco puedo escudarme solamente en aquello. Muchas veces cuando pasa eso lo mejor es dar un paso al costado y empezar de nuevo, porque yo no lo estaba pasando bien, y tampoco le estaba haciendo un bien al club.

¿Te costó enfrentar el acoso en redes sociales?
La verdad es muy duro. Muchas veces la gente no dimensiona lo que provoca. Hay dos tipos de hinchas: el que va a la cancha y el de las redes sociales, y finalmente uno pasa mucho tiempo con el celular, entonces a uno le llega todo ese lado.
Suena duro...
Si bien no te enseñan a convivir con eso desde chico, uno aprende a la fuerza a vivir con ello, te guste o no, uno aprende, y esto lo digo en el aspecto positivo y negativo de esa exposición tan alta que uno vive. Yo puedo decir que de alguna forma ya sé lidiar con la presión y con los comentarios, siempre supe que jugando en la U iba tener que convivir con cosas así, pero es el entorno cercano el que más sufre, tu familia, tu polola, tus amigos, y enfrentar eso es muy duro. Eso es lo que te termina afectando, uno sufre más que por uno, por la familia, porque no se dimensiona lo que puede generar una palabra en ellos. Pasar por eso es doloroso.
¿Crees que en el medio se tiende a "matar" muy rápido a los jugadores jóvenes?
Sí, en general, no solo los hinchas, sino que también los medios, y entre los mismos compañeros de profesión tenemos que ser capaces de potenciarnos entre nosotros, porque esa es la única forma de que nos vaya bien a todos. Hay que entender que uno se puede equivocar, y lógicamente las críticas siempre van a existir, y son bienvenidas, pero a veces se cruza un límite.
¿Cuándo, por ejemplo?
Cuando aparecen cabros que hacen sus primeras armas, ahí tenemos que ayudarlos, dejarlos ser, que el entorno sea menos hostil y darles confianza, porque seguramente van a fallar, es lo más lógico. El "Profe" Jaime (García) siempre nos dice: "Te vas a equivocar cien veces, te vas a perder mil goles, pero ni cuando se te va un gol eres el peor del mundo y ni cuando haces dos goles eres un crack". Cuando estás debutando, o en tus primeros años como futbolista, eso es un proceso complejo, puedes pasar del cielo a la tierra muy rápido y eso es muy difícil de manejar.
Son humanos, al fin y al cabo...
Nadie entra a una cancha con ganas de equivocarse, pero a veces es complicado lidiar con esa presión, ya sea positiva o negativa. Afortunadamente ahora me siento bien, feliz, y espero poder seguir mostrando cosas positivas por el bien mío y de Ñublense.