La campeona olímpica greca, Sofía Bekatoru, declaró haber sido violada por un alto funcionario de la Federación Griega de Vela, previo a su clasificación a los JJOO de Sidney 2000, en 1998. La Fiscalía griega abrió hoy una investigación de oficio y llamó a la campeona olímpica a testificar. Hasta el momento dos funcionarios de mencionada Federación han dimitido. El relato de Bekatoru, la primera denuncia pública de abusos de una deportista de élite en Grecia, ha desatado reacciones de indignación y solidaridad en todos los ámbitos y ha animado a más mujeres griegas a denunciar a través de la etiqueta #MeTinSophia (#YoConSofía), entre ellas a otras deportistas, como Niki Bakoyianni, subcampeona olímpica de salto de altura. Este caso se suma a una larga lista de episodios de abuso sexual dentro del deporte olímpico, siendo uno de los más sonados y controvertidos el caso de Lawrence Nassar, el médico de la selección de gimnasia de Estados Unidos, quien abusó de más de 260 mujeres y niñas gimnastas durante décadas cuando fue cabeza del equipo médico. El movimiento #MeToo, iniciado a finales de 2017, ha abierto un espacio para denunciar abusos y agresiones hacia las mujeres en distintos ámbitos profesionales y el deporte no ha sido excepción. Se han publicado diversas historias que hablan de abusos de poder y dinámicas violentas dentro de las estructuras deportivas de varios países. Hace unos meses salieron a la luz testimonios de patinadoras y nadadoras francesas que denunciaron a sus entrenadores por abusos sexuales. El silencio fue roto a raíz del testimonio de la patinadora Sarah Abitbol, quien denunció a su extrenador de abusar sexualmente de ella cuando apenas tenía 15 años. En el deporte más popular de América, también se han sabido múltiples historias desafortunadas de abusos contra las mujeres. En Chile, el jugador del Colo, Colo, Leonardo Valencia fue acusado el año pasado de violencia intrafamiliar, y aunque el caso no ha tenido aún resolución judicial, ha levantado discusiones respecto al actuar de los futbolistas fuera del terreno de juego y las posturas que deberían tener las instituciones ante la acusaciones de este tipo. Por su parte, en Argentina, equipos como el Atlético Velez tras las acusaciones a Miguel Brizuela, han instaurado un protocolo institucional que enumera una serie de procesos ha seguir cuando alguien de su institución es acusado por violencia de género, aún cuando no haya sido sancionado por la justicia.