El mundo del fútbol está en estado de conmoción. Y no es para menos, luego del trágico fin de la estrella del Liverpool Diogo Jota, quien pereció en un accidente automovilístico en España, junto con su hermano, el también futbolista André Silva.
Los detalles que le dan el marco a esta historia la hacen aún más terrible. El futbolista era una figura indiscutida tanto en Anfield Road como en la Selección de Portugal. Se había casado recientemente, además, hacía apenas 11 días. Según ha trascendido, también, le recomendaron específicamente que viajara por tierra y no por avión, para evitar algo que, a estas alturas, da lo mismo… Y es obvio por otro lado que cuando una figura pública fallece en tan inesperadas circunstancias, provoca un shock generalizado.
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¿Qué pasó? Hay una investigación en curso, como corresponde. Pero ya se plantean algunas hipótesis. Lo que habría provocado el accidente debe haber sido el reventón de un neumático en una zona de adelantamiento en el kilómetro 65 de la ruta A-52, en la provincia de Zamora, Castilla y León. El vehículo que conducía el portugués, un Lamborghini Urus ultra lujoso, se estrelló y, posteriormente, se incendió. No hubo posibilidades de sobrevivir.

Es temprano aún para sacar conclusiones, pero los primeros informes avisan que el futbolista transitaba por esa vía, a las 00:35 horas, a más de los 120 kilómetros por hora permitidos en la zona. ¿A cuánto iba? No se determina aún. ¿Tuvo que ver la velocidad en el accidente? Eso está por verse, pero tan dolorosa fatalidad recuerda otros accidentes mortales protagonizados por estrellas del fútbol y en que, como es habitual, había involucrado un vehículo deportivo de alta gama.
El mundo del fútbol, de luto
De nuevo: cada vez que pasa algo así, la noticia golpea muchísimo. Cuando fallece violentamente una personalidad, ya sea un deportista famoso, un artista connotado, un político influyente o, en definitiva, alguien que esté constantemente en el primer plano informativo, el impacto es inmenso.
En el mundo del fútbol, no es primera vez que algo así ocurre. En España, justamente, una de las tragedias más recordadas es la que sucedió el 2 de abril de 1992, en Toledo, cuando murió en un accidente automovilístico Juanito, el mítico delantero goleador símbolo del Real Madrid, a los 37 años de edad.
Una salvedad, eso sí. Lo que ocurrió esa noche y que le costó la vida a un símbolo del madridismo no tuvo nada que ver ni con el tipo de vehículo ni con alguna maniobra específica. De hecho, Juanito ni siquiera iba manejando y fue víctima en un choque producido por un camión al que se le soltó la carga. Más de 50 mil personas asistieron al funeral, en el Santiago Bernabéu.
El italiano Federico Pisani pintaba para bueno y para ser una carta fija en la Azzurra. 44 partidos y cinco goles llevaba en el Atalanta de Bérgamo, cuando perdió trágicamente la vida el 12 de febrero de 1997, a los 22 años, junto a su novia, Alessandra Midali. Aquí ya empieza a aparecer la combinación deportista destacado-vehículo deportivo lujoso.

Pisani regresaba a casa luego de una noche en el casino, conducía un BMW 320 convertible cuando perdió el control y se estrelló. Hoy en día, la camiseta 14 del Atalanta está retirada y un sector del estadio lleva su nombre.
También causó impacto lo sucedido el 1 de junio de 2019 en Andalucía, entre las ciudades de Sevilla y Utrera, en la carreta A-376. Y las condiciones de ese accidente se asemejan muchísimo a lo que sucedió con Diogo Jota: el ex Sevilla, Arsenal y Málaga José Antonio Reyes dejó de existir en un trágico accidente: el mediocampista estaba al volante de Mercedes S 550, cuando reventó llanta, perdió el control y se estrelló. En el evento sí jugó un rol primordial la velocidad, ya que el futbolista circulaba a 187 kilómetros por hora.
A 190 kilómetros por hora viajaba el joven inglés Jimmy Davis la mañana del 9 de agosto de 2003. A tan imprudente velocidad, no tuvo tiempo suficiente para frenar el BMW Serie 3 que manejaba y terminó estrellándose contra la parte posterior de un camión. Murió de manera instantánea y el suceso impactó a todo el fútbol inglés. Se dirigía al partido que enfrentaría Watford, su club, ante Coventry City, el duelo inaugural de la temporada.
El patrón se repite en el espantoso accidente que protagonizó en 2020 el defensor de Mamelodi Sundowns Motjeka Madisha, quien perdió el control del automóvil que manejaba, un BMW 435i, a las afueras de Johannesburgo. Fue sacado con vida del vehículo en llamas, pero falleció posteriormente en el hospital.

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Sensación de poder; comportamiento temerario
Sin profundizar demasiado en el tema, la sicología universal concuerda en que conducir vehículos de lujo genera efectos específicos en el comportamiento. Por una parte, está la sensación de empoderamiento, control y hasta estatus que brinda sentarse en un alta gama; por otra, está esa invitación a ser un conductor temerario, arriesgado, quizás resguardado por el halo de invencibilidad que brinda ese coche.
Además, tan elaboradas maquinarias presentan ventajas respecto a las más cotidianas. Por ejemplo, el Lamborghini Urus en que iba a bordo Diogo Jota es un deportivo utilitario de ultra lujo y sus especificaciones son asombrosas: entre otros detalles, tiene un motor V8 doble turbo, alcanza una velocidad máxima de 305 kilómetros por hora y acelera de 0 a 100 kilómetros por hora en 3.6 segundos. Es un SUV, pero sencillamente monstruoso.
¿Habrá sido la velocidad la clave para entender el trágico desenlace de esta historia? ¿Será que, una vez más, ese exceso de confianza, de poder, que entrega el manejar un vehículo de estas características terminó cobrando la vida de un deportista famoso a nivel mundial? Eso está en plena investigación, por lo que no es posible concluirlo aún. Pero, con toda seguridad, las líneas investigativas tomarán en cuenta esos factores.