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Entrevista | Fabián Manzano no esconde sus ganas de volver a la UC: “Quiero que mi hija me vea jugando ahí”

El canterano cruzado fue de los rescatables en un Deportes Puerto Montt que perdió la categoría y se apronta para tener su revancha con un objetivo claro a corto plazo, volver a la categoría de honor.

Fabián Manzano
Fabián Manzano , exjugador de Deportes Puerto Montt. Foto: Agencia Aton.

“Si me pides que piense en el Fabián que jugó esa final de la UC con O’Higgins, hay una mezcla de nostalgia y sensaciones bonitas, grandes recuerdos. Mi carrera ha tenido muchas cosas, pero no hay ninguna de la que me arrepienta”. Al otro lado del teléfono, Fabián Manzano se dispone a conversar después de un año intenso en Primera B, ya sea desde lo emocional y lo deportivo.

En un rato partirá a San Esteban, localidad de Los Andes desde donde se vino siendo solo un niño para cumplir su sueño de ser futbolista y hoy, ad portas de cumplir 30 años, se atreve a hacer ciertos balances con En Cancha sobre lo que fue la temporada de Primera B y el triste desenlace que tuvo Deportes Puerto Montt en el ascenso.

La entrevista se solicitó hace más de un mes, pero el último tramo del año fue turbulento para el volante que salió de la factoría de Universidad Católica y tras una época en la que formó parte del primer bicampeonato de los Cruzados, comenzó su viaje futbolístico.

El descenso del Delfín lo enfrentó como uno de los líderes del equipo al que llegó hace dos años y del cual parte luego de la caída a Segunda División Profesional. Un fracaso al que no rehuye, pero le costó masticar antes de dar el paso adelante y empezar a planificar su futuro.

“El primer año en Puerto Montt fue bueno dentro de todo, no pudimos ascender pero estuvimos en una semifinal con tonos épicos porque ganamos 3-0 en la ida y perdimos el ascenso con Copiapó en la revancha, un momento trágico para nosotros. Después se desarmó un poco el plantel, se tomaron malas decisiones y el costo fue el que todos sabemos”, comienza Manzano en su charla.

-Dramático además por cómo se dio todo...

-Dolió mucho por la gente, pero se trató de armar un equipo diciendo públicamente que sería de menor costo. El objetivo desde el inicio fue no descender y cuando se arman así es difícil. A uno le duele porque te encariñas con la ciudad y el que se va a quedar ahí es el hincha, que hoy no sabe qué va a pasar con su equipo.

-Tú al menos no estuviste entre los más apuntados por la debacle...

-Pero soy parte de esto. Es algo de lo cual todos somos responsables. Sí me fui tranquilo en el sentido que siento que la gente reconoció mi entrega y eso es algo que se valora porque es una ciudad de condiciones complejas. Eso de ser “los hijos del temporal” es cierto, porque te toca entrenar con granizos, con frío, con viento. El hincha de Puerto Montt vive así el fútbol y me quedo con eso.

-¿Y tienes claro lo que viene para ti?

-La verdad estuvo muy lento el mes que pasó y este, pero en los últimos días las cosas se reactivaron y tengo conversaciones con un par de clubes que me interesan, porque están armando proyectos importantes. Tengo ganas de dar la pelea donde me toque llegar, así que espero poder tomar pronto esa decisión.

-¿Un futuro en Primera B?

-Prefiero no adelantar cosas, pero no tengo problemas en que sea así. Siento que me logré adaptar a una división que es complicada, que se hizo muy competitiva y atractiva por esa misma irregularidad que uno ve. Nosotros con Puerto Montt estando últimos le hicimos nuestros mejores partidos a equipos que ascendieron o pelearon por subir y el otro año seguramente se repetirá. Mi gran sueño es otro pero estoy con ganas de darle con todo en lo que viene.

-¿Cuál sería ese sueño?

-Mi meta es demostrar lo que puedo rendir en Primera División. Siento que estoy en un punto de mi carrera donde tengo para demostrar mis capacidades y voy a seguir por ese camino.

-¿Fue un retroceso dar el paso a Primera B?

-Nunca lo tomé como un paso atrás. Tuve una lesión complicada y cuando estaba para volver vino el Estallido Social, después vino la pandemia y me quedé sin club. Fue un tiempo difícil porque estaba encerrado, con una hija de dos años y entonces te vas cuestionando muchas cosas. Por eso digo que ahí encontré el convencimiento para creer que puedo dar mucho más.

-¿Pensaste en dejarlo todo?

Pasaron esas ideas por la cabeza, pero al final el resultado fue lo contrario. Trataba de pensar en que me veía trabajando o algún negocio para comenzar y a la conclusión que llegué es que nací para esto, no me veía en otra cosa y también me tendieron una mano en ese momento. Me empecé a entrenar en San Felipe, club al que le estoy muy agradecido porque me facilitaron las instalaciones, las indumentarias y fue Erwin Durán el que me ofreció entrenar ahí. Salió la chance de ir a Racing de Montevideo y llegamos a la semifinal del ascenso. Después fue el mismo Erwin Durán quien partió a Copiapó y retomé mi proyecto.

El silencioso dolor de la final con O’Higgins

El 10 de diciembre de 2013 quedó marcado en los libros del fútbol chileno como una fecha especial. O’Higgins de Rancagua anotaba su nombre con letras doradas al coronarse campeón ante Universidad Católica en un Estadio Nacional, que vio explotar a los hinchas celestes por el inédito logro y que si bien alegró a los fanáticos del Capo de Provincia, marcó uno de los momentos deportivos más dolorosos para Fabián Manzano.

Con 19 años, el volante fue titular en la definición que ganaron los de Eduardo Berizzo y tras ello vivió una dramática forma de masticar la derrota en medio de la soledad de San Carlos de Apoquindo.

-El 13 de enero cumples 30 años y te tocó debutar muy joven en la UC. ¿Cómo miras esa etapa desde la distancia?

-Hay muchas nostalgia. Yo jugué esa final con O’Higgins con 19 años, siempre me sentí preparado futbolísticamente y era fuerte para mi edad, maduro en mi forma de ser y con ganas, pero en algún momento debería haber hecho ese quiebre en mi carrera y no se dio. Al final la vida me obligó.

-¿Revisaste esa final después?

-Me costó verla, porque después de perder todos se fueron a refugiar con sus familias y yo en ese entonces vivía en la Casa Cruzada, entonces me fui a San Carlos y estaba solo.

-¿Solo?

-Sí, estaba el guardia del complejo y yo. Terminó el partido, que además se demoró por la pelea que hubo, y nos dicen “mañana nos vemos para entrenar”, porque tocaba jugar un par de días después con Iquique por la pre Sudamericana, no me podía ir para mi casa, entonces esa final la terminé masticando solo en mi habitación y fue muy duro.

el formado en la UC fue uno de los protagonistas de la derrota cruzada en la final ante O'Higgins el 2013. (Martin Thomas/Photosport/Martin Thomas/Photosport)

-¿De qué hablas cuando dices que “no hiciste el quiebre” estando en la Católica?

-De romper un poco con el molde. Si dices Fabián Manzano de 20 años piensas en el típico jugador de la Católica, ordenado, disciplinado, que ojo que no es una crítica al club porque te formaron bien, pero a uno le costó sacarse el cartel del “canterano”. No hice el clic de decir “llevo dos años en el primer equipo y tengo que atreverme más”. Con los años me hice más agresivo, empecé a hacerme notar, tomar un rol más protagónico en lo futbolístico y el camarín.

-Pero hay más ejemplos como el tuyo. Jaime Carreño, Carlos Lobos son algunos que no lograron cuajar después de explotar en el primer equipo. ¿De verdad es de los jugadores y no del club?

-Yo no puedo decir eso. De hecho miro para atrás y viendo partidos veo cómo me cuidaban mis compañeros. el Chiki Cordero, Tomás Costa, Michael Ríos. Después Diego Buonanotte. Miro para atrás y noto cómo me daban un tiempo más, me cubrían cuando se me complicaba un partido y yo de chico decía “estos no me pasan la pelota”, cuando era lo contrario. Creo incluso que ellos esperaban más de mí y yo después me di cuenta. Tampoco creo que sea algo de la capacidad de los jugadores, porque cuando uno sale son muchas las opciones y la Católica abastece al fútbol chileno. No faltó ese paso de sobresalir y decir “ahora tengo que jugar todos los partidos”. Trasladar ese aprendizaje un poco más allá.

-Te escucho y siento que quieres tener esa revancha en la UC...

Es mi gran sueño. Tengo a mi hija de cinco años y quiero que me vea jugar en la Católica. Jugar en el nuevo San Carlos y voy a pelear porque así sea, porque uno que es hincha siempre va a soñar con eso. Estoy convencido de que se puede dar, pero sé que tengo que quemar etapas, veo que es difícil que desde la B vaya a la Católica, pero por eso quiero volver a la categoría y demostrar lo que puedo dar.

-¿Y con qué se va a encontrar el equipo que te fiche para 2024?

-Mi base es la entrega. El no dar por perdida ni una pelota es mi “desde”. Soy un jugador completamente distinto al que llegó a Primera B, conozco la categoría, entonces creo que tengo la madurez y experiencia para darle equilibrio al equipo en el que termine llegando para esta próxima temporada.


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