Columna

#OpiniónTortera: "Soñaba con tres puntos, regresé con uno"

Por Claudio Olmedo (@AleroIzquierdo)Opens in new window ]

Tras algunas reuniones de trabajo y encuentros con amigos de toda la vida, el sábado recién pasado encaminé mis pasos al Estadio La Granja, ahí en la Avenida El Boldo.

Mis pensamientos, como siempre, llenos de optimismo imaginando la goleada que Curicó Unido, el Albirrojo de mi alma, le propinaría a Deportes Temuco, el visitante de turno.

Se cumplía el primer cuarto de hora cuando el titubeo de Nelson Rebolledo, la viveza y talento de Rubén Farfán en su certera definición fue un palmetazo a mis sueños previos al encuentro, al igual que para los cientos de hinchas albirrojos en el estadio y los miles que seguían las acciones a través de la televisión o la radio.

Otra vez a remar contra la corriente, como casi siempre desde que nacimos al fútbol aquel 26 de febrero de 1973 (¡Vaya año para iniciar un proyecto!).

Y nuevamente mi mente trabajando a mil, tratando de invadir la del entrenador Luis Marcoleta, para protestarle las razones de incluir al “Tato” Silva en el centro de la zaga en lugar de mantenerlo en el mediocampo, sumando al “Colorado” Eric Godoy como compañero de Rodrigo Riquelme. Las acciones me devolvieron a la cancha y a mi realidad de simple hincha en las gradas queriendo que mi equipo sumara de a tres de una vez por todas con el fin de zafar de esa Espada de Damocles que es el coeficiente de rendimiento que determinará al elenco que deberá luchar por su permanencia a fines del torneo. Vi una oncena nerviosa, con jugadores sin poder concretar lo que saben que son capaces de hacer, tal como lo demostraron en las dos victorias frente a Palestino por la Copa Chile.

Y yo sin siquiera atreverme a desviar mi vista hacia arriba, donde había ido a saludar al mítico Marcelo “Matador” Salas espetándole, como siempre, un “ya lo sabes, lo mejor para ti y tu equipo, menos hoy”.

Llegaron los segundos 45 minutos y el soberbio cabezazo del “Paragua” Riquelme que nos dio vida sobre el césped y que me hizo recordar el de 2008 que nos puso por primera vez en la División de Honor, aunque aquél fue en el arco norte y este en el sur. Quería los tres puntos, sumamos uno y a pensar en Universidad de Concepción tras las Fiestas Patrias.

Caminé al auto para regresar a Santiago pensando que siempre es bueno viajar esos 400 kilómetros para alentar a mi equipo y para volver a soñar que sumaremos de a tres con una goleada histórica.

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